Un país marginal dentro de los países marginales

por Celina Bonini

Hay cuestiones que deberían ocupar nuestros pensamientos e intereses, porque son las que definirán nuestra vida y la de nuestros hijos.

Sin embargo, todos tendemos a dejarnos ganar por lo más ruidoso, lo que nos impacta más a nivel emocional.

Por ejemplo, discutimos a Macri, como si hiciera falta. Como si no estuviera bastante claro lo que Macri es. Discutimos el peronismo, prácticamente con las mismas y gastadísimas categorías de hace 50 años.

Podemos pensar a Macri, al peronismo, a los radicales. No podemos pensar mucho el país, salvo como una cuestión abstracta o casi de Billiken.

La segunda guerra mundial y la existencia del bloque socialista permitió una fase de desarrollo capitalista con cuotas crecientes de inclusión social que eclosionó a comienzos de la década de 1973.

Desde entonces, el capitalismo sólo se desarrolló en base a una exclusión social cada vez mayor en las zonas de antiguo desarrollo (Europa y USA) y con una tendencia a mejorar la inclusión social, aunque con un modelo de mayor desigualdad, en áreas hasta ese momento marginales (China, Sudeste asiático, India).

Posiblemente el balance mundial dé que es más la población que fue incluida que la que fue excluida, dada las magnitudes demográficas de países como China e India. Pero dada la fragmentación y hasta el aislamiento de las realidades nacionales, a pesar de la alaraca globalizadora, ese resultado global poco y nada le dice a un italiano, un norteamericano, un griego, o un francés.

Pero además, la inclusión de China en el desarrollo capitalista puso en la palestra la realidad de una cantidad de personas igual a dos veces la que tiene Europa (con Rusia incluida). Desde la década de 1970, el equivalente a dos Europas en términos demográficos vino a alterar cualquier equilibrio previo.

Ese despropósito llamado China hace algunos años empezó a entrar en crisis: cada vez crece más lentamente, se desacelera.

Si China no estalla es, principalmente, por la capacidad de su régimen político de aplastar cualquier esbozo de crítica.

África está devastada y, a la vez, provee al mundo de los minerales que el actual desarrollo más necesita. Es un mundo de miseria, muerte, atraso, violencia. Es el retrato de Dorian Gray, donde se ven todas las humillaciones, vejaciones, lacras y monstruosidades del sistema capitalista.

China y el sudeste asiático proveen la mano de obra para producir las mercancías que el mundo consume. Seres casi esclavos o peor. Trabajando en condiciones infrahumanas, despojados de todo derecho. Ellos son la causa de la pérdida de bienestar de sus pares de Europa y USA. Embrutecidos y aplastados por regímenes despóticos, hasta ahora no encontraron la forma de defenderse de la explotación extrema a la que son sometidos.

América Latina quedó mas bien al margen de esta nueva etapa capitalista. No provee nada demasiado útil. Un poco de minerales, algo de comida. Un poco de mano de obra no tan barata (las maquilas mexicanas). Incluso está perdiendo su único reinado indiscutido: la producción de marihuana y cocaína. Hemos entrado en la etapa de las drogas sintéticas que se pueden producir en cualquier parte.

El desarrollo de la producción robotizada refuerza la pérdida de centralidad de la mano de obra asalariada, del proletariado que fue el corazón del desarrollo industrial.

En el mundo actual sobra gente. No sé si alguien sacó la cuenta, pero en el más puro espíritu malthusiano, sobra mucha gente. Seguramente no menos del 20% de la población total. Y más que probablemente, bastante más.

La proliferación nuclear vuelve bastante inviable una guerra mundial al estilo de la primera o segunda que funcionaron como inmensas maquinarias reguladoras de la demografía y destructoras de fuerzas productivas que renovaron las condiciones para las tasas de ganancias del capital, aunque su efecto se consumió rápidamente (unos 20 años).

Falta agua y falta comida para tanta gente. Producir comida para pobres no es rentable y la expansión de la producción de alimentos sólo puede hacerse si más cantidad de gente come mejor. Fue lo que pasó durante los últimos 15 años en China, India y Brasil, donde millones de personas modificaron sus ingresos lo suficiente como para cambiar sus hábitos alimenticios. Es ese proceso el que se detuvo ahora.

Por eso antes aumentaron tanto los precios de los commodities y por eso ahora bajaron, además de que entraron en las timbas financieras internacionales.

Este es el escenario en el cual está Argentina. Un país marginal dentro de los países marginales. Sin ningún valor económico, geopolítico, etc. Sólo alimentamos los chanchos de China con nuestra soja. No mucho más.

Claro, tenemos la segunda reserva mundial de litio, el combustible del futuro. Y podríamos hacer bastante más que alimentar chanchos chinos con nuestra tierra fértil. Pero incluso así, queda en pie, ¿cuál es el desarrollo que nos permite sustentar 40 millones de personas?

Porque esa es la pregunta verdadera. En un mundo de robots, mano de obra cuasi esclava, y de brutal desigualdad en la distribución de riquezas e ingresos, qué puede producir Argentina que le permita incluir a sus 40 millones de personas y hacerlo de manera tal que no sea bajo un patrón de trabajo similar al asiático o al de las maquilas mexicanas? Y la respuesta no puede ser voluntarista. La respuesta tiene que ser brutalmente capitalista.

Bueno, el punto es que creo que no hay tal respuesta. Creo que Argentina no podrá -digamos en los próximos 30 años, para no decir nunca- generar trabajo suficiente y adecuado para incluir a sus 40 millones de personas.

Y ¿entonces? Y entonces creo que deberíamos dejar de pensar y plantear fantasías y empezar a pensar en serio, con la realidad tal cual es y no como nos gustaría que fuera. En un esfuerzo arduo, complejo, titánico, de diseñar un proyecto de desarrollo que mejore sustancialmente las actuales condiciones de inclusión, sabiendo que la pobreza cero es un chiste de mal gusto de un niño rico y cínico.

Comparte

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.