Racismo en el paraíso de celuloide o la próxima «peli» de Spielberg

por Pablo Pozzi

¡Oh noooo! Jada Pinkett, más conocida como la esposa del actor Will Smith, se sumó al quilombo. Los actores afroamericanos de Hollywood están que trinan porque «la Academia» no nominó al Oscar ni un solo morocho por segundo año consecutivo. Indudablemente esto se debe al racismo implícito en Hollywood, que estuvo escondidito durante años (donde si nominaron a negros aunque Sidney Poitier era medio cafecito con leche) para emerger una vez más incolumne. Los días de D.W. Griffith y El nacimiento de una Nación están vivitos y coleando.

Claro la buena de Jada (cuyo principal mérito como actriz, además de hacer de Niobe en dos de las tres Matrix, es haber enganchado a su multimillonario maridito) no menciona algunas cosillas. La primera es que, por suerte, nominaron al mexicano Alejandro González Iñarritu porque sino los latinos seguro que también estarían hablando de discriminación. Es evidente que los latinos la pasan mejor que los negros en Hollywood y como son «medio blanquitos» (no del todo) entonces tienen «pituto» como dicen los chilenos. Si no miren a JLo o a Giovanni Ribisi, aunque este último no cuenta porque, a pesar del nombre extraño, nació en California pro de papis italianos; y ella en Niuyork aunque todos sabemos que La Gran Manzana es algo así como un país extranjero, una Sodoma y Gomorrah a diferencia de Hollywood, Miami y Las Vegas donde mantienen a los latinos en su lugar. El segundo puntito es que nominar actores como Samuel Jackson o Will Smith no equivale nominar a «un negro», en realidad son lo más blanquito que hay, por algo le gustan tanto a Quentin Tarantino. Para negro negro tendrían que nominar a Danny Glover (el de Arma Mortal), pero su problema no es el color de piel sino de las ideas. Glover es muy rojillo y quedó escrachado como militante antiapartheid, contra la guerra y por lo derechos de los trabajadores. Es obvio que discriminar rojillos está bien, pero discriminar «oreos» no.

El tercer punto es el más complicado. Las nominaciones surgen del voto de los afiliados a la Academia por rama (o sea directores nominan a directores) y luego los cuatro o cinco con más votos son votados a su vez. Suponer que las nominaciones son «objetivas», o que «siempre hay que tener un negro» (¿qué pasa si no son buenos?) es ignorar que Hollywood no es arte sino negocios. Y los Oscar son un gran negocio, donde cada productora hace lobby entre los suyos y gasta millones porque una estatuilla implica miles de millones de ingresos. En síntesis, si alguien es racista no es «la Academia» sino las productoras y sobre todo los afiliados. Indudablemente estos son una porquería de tipos. En parte porque no «te afilias» sino que sos «invitado a afiliarte». Y también porque, lejos de un sindicato, la Academia es un club de amigos donde el mérito tiene poco y nada que ver. La industria del cine, no sólo ha sido un instrumento de la propaganda oficial (ya sea yanqui, hindú o soviética) sino que tiende hacia construcciones racistas, misógenas, antiobreras, patrioteras y de cartón. Dicho eso hay pelis que son maravillosas, otras entretenidas, y otras te hacen pensar. Pocas son las tres cosas.

Digamos Spielberg es típico de esto. Pocas pelis tan superficiales como las suyas. Y entretenidas, con algunas notables excepciones. Pero lo que más me llama la atención es que tiene reputación progre cuando en realidad es todo lo contrario. ¿Soy el único que se dio cuenta en La Lista de Schindler que el héroe debería haber sido el contador judío Itzhak Stern/Ben Kingsley mientras que el cretino de Liam Neeson/Schindler chupa champagne y explota a los judíos? ¿O que en Amistad el héroe es el abogado blanquito mientras que el negro repite todos los lugares comunes de bárbaro incivilizado e inocente? Pero como todo es negocios en el mundo de celuloide, para que una peli gane el Oscar tiene que parecer progre pero reforzar todos los estereotipos. Digo me encanta Indiana Jones pero es un racista, machista, ladrón, podrido y encima de todo antropólogo. Y ni hablar de la serie Star Wars, del amigo de Spielberg George Lucas, que fue nominada y recibió no sé cuántos Oscar y en realidad es igualita a las de piratas del 30 pero ahora a favor de una monarquía intergaláctica (y si, la princesa Leia es fea fea fea). Seguro que el bueno de Steven ya está recibiendo propuestas de guiones sobre el racismo en Hollywood, con Jada y su maridito Will Smith como protagonistas. Digamos algo que puede ser tan superficial, lavadito, y en apariencia progre como Selma a la que le dieron una pila de nominaciones y de oscares supongo que porque era de negros sobre negros, porque realmente era aburrida, superficial y en general chota… ah y ahistórica).

Por otro lado, Hollywood es un lugar de sordas luchas, tanto de negocios como de principios, y de grandes contradicciones. Blake «La Pantera Rosa» Edwards (para mostrar que mi machismo tiene límites digamos que fue un gran director pero que es más conocido por haber sido el marido de Julie «Novicia Rebelde» Andrews) hizo una gran película sobre el tema: SOB (1981) es una comedia muy negra sobre Hollywood. Era maravillosa: todos cagan a todos, y la solución para que una peli seria funcione es que, absolutamente sin sentido, se desnude Julie Andrews. La misoginia hace guita. Y como corresponde el protagonista muere al final traicionado por todos los que aparentaban amarlo excepto los tres borrachos amigos. Lo más interesante es que la peli es un roman à clef donde los insiders pueden reconocer personajes e historias. En síntesis, es una crítica salvaje, a una industria que vende humo, y que no tiene una pizquita de principios.

Pero quizás el mejor ejemplo de todo lo anterior (y de lo contradictorio) haya sido Gunga Din (dir. George Stevens 1939). Película maravillosa si las hay. Basada muy poco (en realidad solo se chorea el nombre del cipayo, pone al escritor como personaje, y usa el poema al final y na’ más) en el homónimo poema de Rudyard Kipling, la peli tiene aventuras, acción, comedia, exotismo y hasta Cary Grant y Douglas Fairbanks, todo con un guión que empezó William Faulkner. Mejor imposible. Al mismo tiempo es una oda al imperialismo. Los tres gloriosos sargentos ingleses, seguidos por sus fieles cipayos y por el Regimental Bhisti (aguatero del regimiento) Din, se dedican a cascar, maltratar, menospreciar y robar a cuanto hindú anda dando vueltas por ahí. Nótese que en el cine yanqui los cipayos son siempre fieles dispuestos a morir en defensa de los sahib, esto a diferencia de los ingleses que luego del Motín de los Cipayos de 1858 saben que estos negros de mierda no son confiables. Todo en forma muuuuy graciosa. Hasta que se encuentran con los estranguladores Thugs. Y ahí saltan las contradicciones. Los Thugs son asesinos, pero también luchadores por la independencia y la libertad de la India. Y en el medio de todo aparece «el Gurú» que, habiendo sido menospreciado por los tres sargentos, explica su perspectiva. El maldito salvaje se manda un espich antiimperialista de esos: «¿no tenemos corazón igual que ustedes?», pregunta luego de compararse con Napoleón y Julio César. Si será caradura ese negro que encima ni siquiera es cristiano. Y me acuerdo haberla visto de pibe y ese era el momento donde mis lealtades (y las de mis amigos) cambiaban y queríamos que los thugs hicieran puré a los ingleses (que en realidad eran escoceses o sea otros oprimidos… genios los ingleses para hacer que otros murieran por ellos).

Lo que nadie te dice es que Gunga Din era contradictoria porque estaba llenita de infiltrados. Varios de los guionistas eran del PC. El Gurú, Eduardo Cianelli, era comunista e italiano y un actorazo. Al actor que hacía de su hijo, Abner Bieberman, era el responsable del PC en Hollywood (¿no es interesante que Bieberman, judío y comunista, hizo de hindú, mafioso italiano, latinoamericano y pilas de otras cosas pero nunca de yanqui judío?). Mi hipótesis es que el discurso de Cianelli es algo que se les filtró a los censores… y le costó a Cianelli tener que retornar a Italia en 1950 antes de que lo agarrara McCarthy. Y si vamos a hablar de discriminación es fascinante que del zurdaje en Hollywood nunca se habla… aun en pelis sobre el macartismo las referencias son oblicuas y tendientes a dar la idea de que «son errores de juventud». ¿Dónde está el Ken Loach norteamericano? Digo porque a no confundirse Michael Moore de zurdito no tiene ni el brazo izquierdo. Y me tomó muchos muchos años avivarme que las pelis yanquis que más me gustaban (las de Bogart, las de Peter Lorre) estaban llenas de comunachos. Inclusive esa maravilla que es Abajo el Telón (Cradle Will Rock, 1999 de Tim Robbins, otro zurdito) y si no la vieron la recomiendo. Es un deleite y te hace erizar la piel.

Yo me crié con las pelis. Todos los sábados por la tarde íbamos al cine. Primero el noticiero (no dábamos bola), luego los «dibujitos» (el Conejo Bugs era un genio, facho pero un genio, aunque yo era más hincha del Pato Lucas), y luego la peli. Yo era de los que me moría por las pelis de Errol Flynn y estaba enamoradísimo de Olivia De Havilland y de Alexis Smith. Y eso que fueron más o menos muuuuuy flojitas. Con algunas honrosas excepciones: una comedia de misterio Footsteps in the Dark (1941) y El capitán sangre (1935). Pero todas tienen esas contradicciones. En Murieron con las Botas puestas los salvajes son nobles (visión bien racista actuada por Anthony Quinn que era un mexicano haciendo de Sioux, como corresponde) pero los malos malos malos son los capitalistas sentaditos en Washington que provocan la guerra. Y cuando Errol agarra a su representante y lo caga a sopapos yo todavía hoy quiero aplaudir. Ni hablar de Capitán Sangre que al fin y al cabo es un médico irlandés que ayuda a los rebeldes contra la Corona inglesa (reconozco que al final cambian de bando pero es gracias a que Errol encuentra el amor y mucha mucha guita como corsario… o sea, podría ser un empresario del día de hoy). Al igual que Errol me encantaba Humphrey Bogart: feo, pobretón y justo. En sus pelis los malos, degenerados y corruptos eran siempre los ricos, el policía era algo corrupto e inútil, y los políticos siempre estaban vendidos. Sólo el detective podía hacer justicia, y a cambio de eso recibía palos y ni siquiera se quedaba con «la chica». Hasta Lucille Ball tenía un mensaje subliminal, quizás porque la colorada Lucy era roja roja y afiliada al PC: en su serie con Desi Arnaz, no solo eran laburantes, sino que además estaban casados. Esto último sí que era algo ilegal en buena parte de los estados de «la Unión» simplemente porque no se podían «mezclar razas» y Arnaz era cubano, o sea negro. Del otro lado estaban John Wayne, Jimmy Cagney y Ronald Reagan, pésimos actores, bien fachos y patrioteros, donde el racismo estaba a la orden del día y que no me gustaban ni un poquito. Pero su gran ventaja es que el aparato cultural los promovía hasta decir basta. En la lucha a muerte, entre la muchachada del barrio siempre perdía John Wayne que para nosotros era un cacho de carne, mientras que Errol, Cary, y algunos otros eran «picantes». Y todos coincidíamos que lo mejor que le podía pasar a John era que lo mataran en Las Arenas de Iwo Jima.

La contradicción fue lentamente desapareciendo en la década de 1980, de manera que Arma Mortal 2 (1989) pone a los Boers sudafricanos como los malos porque son corruptos, con solo una breve mención a su racismo (y creo que eso gracias a Danny Glover). De repente los protagonistas no son laburantes, y si trabajan son exitosos empresarios o profesionales. Todos viven en casas espectaculares y sus problemas nunca son del tipo «¿qué vamos a comer?», sino del tipo existencial («mi papá no me dijo que me ama lo suficiente»). Para ver pobreza vamos a cosas exóticas como las pelis hindúes del tipo Slumdog Millonaire (que como buena peli de la Academia «feel good» tiene un final feliz donde el pobrecito hindú gana millones y se va con la chica); o La Vita è Bella una increíble pelotudez antisemita. Ya no ganan más pelis del tipo La strada o Z o Indagine su un cittadino al di sopra di ogni sospetto. De repente George Clooney o Don Cheadle hacen algo «progre» como Syriana pero en general el resto son malvaviscos superficiales, y bastante fascistas. Y una gran peli de Robin Williams, Jacobo el mentiroso, pasó casi desapercibida ante gansadas como Defiance del andrógeno Daniel Craig. A no engañarse a mi me encantan Schwarzenegger y Jason Statham. Es más, si bien reconozco que es un cacho de carne con trasplante de pelo, puedo ver cualquier peli con Steven Seagal. En síntesis, soy de esos cinéfilos que puede ver de todo en todo momento. Con eso me entretengo, pero cuando Brendan Gleeson, en The Guard, dice «el racismo es parte de nuestra herencia cultural» como irlandeses me mato de risa y pienso que por fin una peli es capaz de reírse un poco de su propia cultura.

Me encanta el cine. Si tuviera que hacer un listado de las diez pelis que más me gustan serían: 1. Balada de un Soldado (URSS); 2. The Big Sleep (USA); 3. Tierra y Libertad (Gran Bretaña); 4. La Grande Guerra (Italia); 5. Waking Ned Devine (Irlanda); 6. The Guard (Irlanda); 7. Gato negro, gato blanco (Serbia); 8. Los siete samurai (Japón); 9. Ellos lucharon por la patria (URSS); y 10. La máscara de Dimitrios (USA). Por suerte The Guard lo tiene a Don Cheadle que es, indudablemente, un negro. No sea que la buena de Jada me acuse de tener una selección racista. Pero yo pongo lo que me gusta, no lo que tiene que hacer guita, y menos aun lo que es políticamente correcto, o aceptado entre intelectuales y cinéfilos. Lo peor de todo es que es probable que la semana que viene la lista cambie e incluya a Errol Flynn o a Gary Cooper o a Marcello Mastroianni y Nino Manfredi. Mientras tanto, las disputas ridículas en torno al Oscar no definen qué me gusta y menos aun lo que es bueno. Digo le dieron el Oscar a The Hurt Locker (una oda aburrida a «vamos a invadir Iraq» y sigo siendo hincha de Avatar que por lo menos era una oda al imperialismo pero entretenida y más o menos progre), El Artista (esa sí que era aburrida y hasta tonta), El Discurso del Rey (pobrecito el Rey que es tímido y no pude hablar… ¿eso es un temazo para una peli y para un Oscar? Guauuuu), Argo (una oda a la CIA indignante; claro que las otras opciones eran la fascista oda a los torturadores Zero Dark Thirty, aun peor, Lincoln puaj, y Django Desencadenado un nuevo robo a mano armada de Tarantino… perdón, un homenaje a la obra de Sergio Leone). Por suerte le dieron uno en el 2000 a Gladiador, un mocazo de peli pero por lo menos entretenida. En síntesis, Jada andá a laburar en vez de hinchar para que le den el Oscar a tu marido que realmente no lo merece (excepto quizás por Men in Black 1, el resto no valen nada sobre todo Soy Leyenda). Aunque dada la tendencia a premiar pelis que son una bosta por ahí Will realmente lo merece. Al fin y al cabo el ser «el mejor» es algo relativo, o sea que el resto pueden ser mucho peores. ¿Será por eso que nunca le dieron el Oscar ni a Errol Flynn ni a Cary Grant? ¿O será que los discriminaron a uno por australiano y al otro por inglés?

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7 thoughts on “Racismo en el paraíso de celuloide o la próxima «peli» de Spielberg”

  1. Quiero reivindicar la figura de John Wayne en The Quiet Man. (Ford). Quiero que quede claro que mi querido Quint de Jaws de Spielberg es nieto de mi amado Gregorio Percovich de Moby Dick. Quiero plantar bandera ética y estética con mi Kirk Douglas de Antesala del Infierno (Hawks) y Espartaco (Trumbo mediante). Mi John Garfield de Un cartero, mi Spencer Tracy de Tortilla Flat, y al más duro entre los duros Lee Marvin en Infierno en el Pacífico. Martín Ritt, Zero Mostel y Woody Allen(aguanten los judíos carajo)
    Sin embargo espero con ansias el próximo estreno de Trumbo para ver el mamarracho que harán en esta oportunidad.

  2. Ayyy John Wayne. A mi me gustó La Diligencia, sobre todo por el guión pero su actuación es de cartón; y también Sea Chase donde hace de oficial naval alemán. Claro también a que hace de Ghengiz Khan y ni hablar de todos los mocazos de guerra. El problema con The Duke es que siempre actúa de si mismo, amén de que era racista, medio facho, maltratador de mujeres. Su única cosa positiva es que se casaba con latinas. Garfield (que era comunista igualito que Paul Muni), Spencer Tracy y Kirk Douglas son actorazos. Ahora Lee Marvin ni se compara con el más grande que fue Charles Bronson, sobre todo en los Valacchi Papers. Zero Mostel (al que nadie recuerda el día de hoy) era increible con un sentido del humor bien político (¿viste The Producers? Una maravilla.) Martín Ritt bastante bien, pero Woody Allen es una construcción de intelectuales de Filo con un par de excepciones: Interiores, Crimes and Misdemeanors. Ambas pelis serias y bien reflexivas. El resto pueden ser entretenidas o no, pero en general dependen de algún truquito que puede ser bueno o no pero en general no da para una peli de dos horas (por ejemplo el del actor de salta de la pantalla en La Rosa, o Zelig. Luego, hemos dejado fuera a grandes como Burt Lancaster (Scorpio es un chiche) o Sidney Greenstreet, y obvio Ronald Colman (El Prisionero de Zenda me sigue gustando).

  3. John Wayne hace de él es cierto, como Víctor Mature como Sansón o Mafia, por eso voy al cine a ver una de John Wayne o Victor Mature. Lo mismo cuando Arnold hace de Arnold. Pero Predator es maravillosa.
    Marlon Brando haciendo de Zapata, que es? Una cagada, o será todo culpa del buchón de Elia Kazán?
    No hablemos de cuando hace de nipón en la Casa del té de la Luna de Agosto.
    Yul Briner como robot vestido de cow boy? O bailando en El Rey y Yo? Anestesia no por favor…
    Woody Allen cuando dice que «de escuchar tanto a Wagner le dan ganas de invadir Polonia» me puede mal.
    No me toquen a Robert Mitchum ni a Richard Widmark.
    Las vidas privadas y públicas? Da para otra charla extra artística.

  4. John Wayne hace de él es cierto, como Víctor Mature como Sansón o Mafia, por eso voy al cine a ver una de John Wayne o Victor Mature. Lo mismo cuando Arnold hace de Arnold. Pero Predator es maravillosa.
    Marlon Brando haciendo de Zapata, que es? Una cagada, o será todo culpa del buchón de Elia Kazán?
    No hablemos de cuando hace de nipón en la Casa del té de la Luna de Agosto.
    Yul Briner como robot vestido de cow boy? O bailando en El Rey y Yo? Anestesia no por favor…
    Woody Allen cuando dice que «de escuchar tanto a Wagner le dan ganas de invadir Polonia» me puede mal.
    No me toquen a Robert Mitchum ni a Richard Widmark.
    Las vidas privadas y públicas? Da para otra charla extra artística.
    Charles Bronson? José Justicia por Mano propia? No le llega al bueno de Lee Marvin en Cat Baloo, por favor que estamos discutiendo?

  5. Ehhh, Cat Balou es una gran peli, sobre todo por Jane «apretadita» Fonda. Yul Brynner tenía un solo rol que le quedaba bien: el de pelado. Widmark en E beso de la muerte es uno de los psicópatas más terroríficos del cine, aunque Mitchum en Cape Fear esta en plena competencia. Y Mitchum siempre tuvo cara de hiposo bueno, que es lo que era… sobre todo en Farewell My Lovely… aunque Macao siempre me gustó… y the Friends of Edie Coyle es sensacional. Brando sobreactua siempre y le tomó la vejez y El Padrino mejorar como actor. Siempre me escapó el por qué le decían «Dios». Zapata es una cagada casi tan grande como The Young Lions o The Wild One… y Morituri y varias otras que son una bosta. Ahora si te gustó Predator no hablemos más, no tiene nada que ver con Conan 1 que es en realidad perfecta para Arnold (no tiene que hablar) Y Sandahl Bergman es lo más sesi que hay.¿Víctor Mature? Increible, Cavasso, sos más viejo que yo. Todo o que falta es que sepas quién era Steve Reeves, o hayas visto algunas de las de Maciste. Y si es por eso Terence Hill era espectacular, pésimo, pero me encantaba. En cuanto a Woody, tiene buenos «one liners» pero no sostienen una peli. Lo mejor de Broadway Danny Rose es al principio cuando dice «la comida de ese restaurante era tan pero tan mala, y lo peor es que las porciones eran pequeñas».

  6. Me dijiste viejo. Todo porque me gusta Victor Mature. Pero debes saber que a Maciste lo sigo desde Sábados de Súper Acción.
    Robert Mitchum en La Noche del Cazador es el mejor perverso que conocí a la par de Richard Widmark. Tenemos que hablar sobre los Nazis en la pantalla de Hollywood y de como las estrellas hacen de fieles soldados y oficiales alemanes despojados de todo nazismo, Los Usurpadores de Cuerpos, los Black Explotation y los clase B de Roger Corman como semillero de muchos grandes.

  7. En esta saga de saberes e intercambios con el otro muchacho, te me andás olvidando de Gary Cooper, Pablo!! Era un tantillo marcarto y buchón, ya sé. Pero el arrojo de quedarse atrás para que María pueda escapar en Por quién doblan las Campanas o el acto de colocar al sargento como perro a los pies del lecho de su hermano muerto en Beau Gest aún me aflojan el cañito! ADORABLE!!! No comparto, eso sí, lo que dicen de Yul Brinner. A mí me encantó en Ana y el Rey al igual que en Anastasia, donde la Ingrid se vuelve a llevar, como tantas veces, todos mis aplausos!!
    Eso era Jolivud de verdad!! No esta porquería de cuarta con efectos especiales horribles «singuionados» que te pasan lavándote el cerebelo sin siquiera ponerle onda!! Obvio que la industria del cine es una comecabezas!! Pero por dio, antes te la comían con creatividad y dialogos inteligentes!! Ahora son unos huevones!! Ni comparación posible hay, por ejemplo, entre ese maravilloso Spencer Tracy hecho espíritu hablandole al oido a su chica (que se irá con otro) para que pilotee el avión en Dos en el Cielo con el bobalicón de Ghost wirperándole a la tonta esa para que no se deje engañar por el otro bobo!!! Ni una sutileza tenían estos tres, si descontamos al asesino que era pobre, meido mulaton, sucio y analfabestia!! puajjjj

    Y para cerrar, una confesión: Me costó aprender a odiar a John Wayne en mi adolescencia!! Y si pasaban El Alamo en Sabados de Súper Acción ni a palos, con odio y todo, me despegaba de la TV!!! Capoooooooo!!! juaaa

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