Fotomontaje Biden Trump

Ganaron los republicanos, ¿y Trump?

por Pablo Pozzi

«No hay que subestimar la capacidad de Joe Biden para arruinar las cosas».

Barack Obama

En este momento son las 14 horas del día después de las elecciones presidenciales norteamericanas. Biden lidera a Trump por 238 votos electorales a 214, y hacen falta 270 para ganar. De los estados que aun no informaron los resultados finales, parece que Nevada y Wisconsin aportarán sus votos (16) a Biden; mientras que Alaska, Georgia, Pennsylvania y Carolina del Norte (54 electores en total) harán lo propio por Trump. Esto llevaría los totales de cada uno: 254 por Biden, y 268 para Trump. Pendiente quedaría Michigan con 16 votos y que, en este momento, tiende hacia Biden por 0,6%, sería el estado que determina al vencedor. La realidad es que es un empate técnico y que podemos esperar conflictos y disputas en torno a esos últimos votos. Es más, Trump ya dijo que piensa recurrir a los tribunales para protegerse de que le «roben la elección».

En realidad, ambos partidos han utilizado todo tipo de triquiñuelas para triunfar. Diversos gobernadores en 16 estados han movilizado a sus respectivas Guardias Nacionales para «prevenir disturbios». Más allá de que puedan tener razón, la realidad es que ocupar las calles con soldados en medio de una elección tiende a servir de intimidación sobre todo a los votantes de las minorías. Michigan modificó la ley electoral a último momento permitiendo que se empadronaran varios miles de personas el mismo día de la votación. A su vez ambos candidatos vienen increpando al otro: los Demócratas porque los Republicanos requieren algo que certifique la identidad del votante (si bien no hay un documento nacional, varios estados han emitidos documentos locales y también se pueden utilizar las licencias de conducir) y alegan que eso dificulta que las minorías puedan votar. Obvio, los Republicanos plantean que sin identificación se facilita el fraude. Asimismo, un amigo me explicó el proceso del voto por correo. Primero el votante solicita que le envíen la papeleta a su casa (pregunta: ¿cómo sabemos que el que lo solicitó y lo recibe es el empadronado?). Segundo, llena el voto, lo pone en un sobre sellado y este lo pone en otro con sus datos y firma que es depositado en un buzón especial en el correo. (Ajá, otra vez cómo sabemos que el que votó es efectivamente la persona que figura en el padrón). Por último, estos son contado antes de la elección en algunos estados, el día de la elección en otros, y hasta 15 días después en lugares como Pennsylvania. Mientras tanto nadie parece preguntarse cómo garantizaron el voto secreto de los votantes por correo. Digamos, en Argentina cualquier puntero político se haría un festín con este sistema.

Por debajo hay una cantidad de cuestiones importantes, más allá de quién sea el próximo presidente de Estados Unidos. En un contexto de pandemia, retroceso agudo del producto bruto, aumento de la tasa de desempleo los republicanos han tenido buenos resultados al Congreso y en las gobernaciones estaduales. Por lo pronto han ganado un nuevo estado (Montana) llevando su total de gobernadores a 27, contra 23 demócratas; asimismo si bien perdieron un escaño en el Senado (en realidad perdieron dos pero ganaron uno nuevo) retienen 47 senadores contra 47 demócratas; y en el Cámara de Representantes los republicanos obtuvieron 5 escaños nuevos. Pero mucho más importante es lo que revelan las encuestas a boca de urna. Más o menos la mitad de los encuestados declararon estar satisfechos con el manejo de la pandemia por parte de Trump, y otro tanto opinaron que la economía estaba en buen estado. Esto subyace otras cuestiones. En 2016 Trump obtuvo solo el 6% del voto afroamericano; ese total aumentó al 12% en 2020. Asimismo, en 2016 recibió alrededor del 25% del voto hispano, y ahora lo votaron 32% de los hispanos. También aumentó su porcentaje del voto femenino, de asiáticos y de trabajadores. El único rubro donde parece haber retrocedido es en el de hombres blancos. Claramente, el partido Republicano ha emergido como triunfador de las elecciones. Más aun, hasta es muy posible que Trump también gane la elección.

Los grandes perdedores, además de los Demócratas, son los encuestadores. Solo dos encuestadoras (Trafalgar y Rasmussen) se han acercado a lo que realmente ocurrió. Es más, todos dijeron que, si bien por poca diferencia, Biden ganaría Pennsylvania y la elección. Al momento de escribir esta nota, Trump aventajaba a Biden en ese estado por 10% de los votos emitidos. Y si bien todavía había esperanza que el recuento de votos por correo acortara la diferencia, Biden debería recibir cerca de la totalidad de esos votos para poder ganar el estado. A esto agreguemos que hubo encuestadoras que pronosticaron un triunfo arrollador de Biden, mientras que el promedio de encuestas le daba una ventaja de 7 puntos el lunes por la tarde. En este momento la diferencia es de un punto y medio y 2,6 millones de votos a favor de Biden. Pero no hay que perder de vista que Trump, con sus casi 68 millones de votos ya recibió cinco millones más que en 2016.

He aquí uno de los problemas de los demócratas. Sus votantes se concentran en los estados de la costa oeste y de Nueva York-Nueva Inglaterra. En California Biden triunfa por más de 30 puntos de diferencia, en Nueva York por 17, en Masachussetts por 36. En cambio, donde ganan los Republicanos, excepto en estados como Wyoming (50 puntos a favor de Trump) o Arkansas (35 a favor de Trump), las diferencias son menores. Esto explica que Trump se vea rezagado en la cantidad de voto popular, pero este disputando el voto en el Colegio Electoral. Al mismo tiempo revelan cosas importantes, sobre todo si pensamos que Arkansas es tierra de los Clinton y Pennsylvania lo es de Biden. El sistema político norteamericano ha sido fuertemente fracturado, no solo entre los partidos sino a su interior. Las encuestas a boca de urna parecen indicar que 38% de los afiliados al partido Demócrata votaron a Trump, mientras que buena parte del establishment republicano hizo campaña por Biden.

Aun cuando eventualmente gane Biden (gracias a Michigan), la realidad es que los Demócratas emergen como los grandes perdedores de esta elección. Debería haber sido un triunfo relativamente fácil y contundente, frente a un Donald Trump debilitado por la pandemia, la economía, su mal desempeño en el primer debate, y diversos escándalos. En cambio, ha sido una lucha cabeza a cabeza. Y es indudable que Biden y Harris son pésimos candidatos. La gran pregunta es ¿por qué no eligieron a candidatos con mayor capacidad de movilización o de opinión publica positiva? Michelle Obama, Bernie Sanders, Elizabeth Warren tenía mayor capacidad de movilizar a la base electoral partidaria, si bien no sabemos si podrían haberle ganado a Trump. No los eligieron porque preferían perder con un aparatchik y no que la Casa Blanca la ocupara alguien con veleidades progresistas. O sea, mejor Trump que Sanders.

Mientras tanto hubo algunas noticias buenas. La bancada de diputados progresistas fue renovada en su totalidad (Ocasio Cortéz, Omar, Tlaib, Pressley); claro que sigue siendo un grupo más que exiguo de los 441 miembros de la Cámara (435 con voz y voto). Asimismo, el estado de Delaware eligió a senador estadual a Sarah McBride, el primer candidato transgénero en la historia norteamericana: Nueva Jersey votó legalizar el uso de marihuana; y Richie Torres se acaba de convertir en el primer diputado negro y gay por Nueva York.

Ahora viene el recuento de votos y las disputas en torno a los resultados. Lo más probable es que en los próximos meses los norteamericanos vivan un período de disturbios, movilizaciones y conflictos como no se ha visto en 50 años; esto sea quien sea que declaren vencedor de la contienda.

4 de noviembre de 2020.

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