Y se vino la ola amarilla, no más

por Pablo Pozzi

A diferencia de las elecciones primarias hace ya tres meses, el pasado 22 de octubre votamos otra vez y se confirmó lo que todo el mundo esperaba: ganó el gobierno de Mauricio Macri en 15 de las 23 provincias, incluyendo las cinco con mayor cantidad de votantes. Inmediatamente salieron tirios a decir que «la Argentina» se ha derechizado, mientras que los troyanos insistían que se «ha retomado la senda republicana». Y todos, pero todos, gobierno y variadas oposiciones, hablaron de que «hemos ganado», «hicimos una gran elección», «sacamos más votos», y el consabido «nos fue muy bien». Según su propio relato, y con la excepción de los socialistas y el peronista Urtubey, parece que todos ganaron.

Vayamos por partes, decía Jack el Destripador. Efectivamente ganó Macri. Eso era de esperarse, ya que todos lo pronosticaban y las primarias habían señalado la tendencia. Ahora ¿fue un triunfo arrollador? O mejor aún, ¿se ha derechizado la Argentina? Bueno, le fue muy bien, sobre todo en el contexto de que la situación económica y social sigue siendo calamitosa. Pero, tampoco la pavada. Recibió 41,76% del voto. No está mal, pero también podríamos decir que 58,24% votó en contra y que solo la fragmentación (por no decir el egoísmo) de la oposición garantizó su triunfo. En Capital sacó más o menos los mismos votos que hace dos años; en Córdoba sacó 5 puntos menos votos; en Mendoza 18 puntos menos… solo en provincia de Buenos Aires aumentó su caudal significativamente. ¿Por qué? Sobre todo, porque una vez que se instaló que «va a ganar» muchos aparatos políticos cambiaron de bando y apostaron «a ganador».

Pero ¿y la derechización? Es cierto que la Argentina se ha derechizado, pero no de ahora sino de hace ya casi 30 años (por no decir desde la dictadura de 1976). Carlitos Menem instaló el neoliberalismo y la corrupción como forma de gobierno, lo continuaron Fernando De La Rúa, Eduardo Duhalde y los dos Kirchner. Y en el caso de estos últimos, lo único que tenían de «progre» fue el relato. En este sentido Macri, que es de derecha y corrupto, continúa una tendencia que ya tiene casi tres décadas. ¿Eso quiere decir que los votantes son también de derecha? Puede ser, pero no me consta; lo cual no quiere decir que sean de izquierda o siquiera progresistas. O por lo menos no donde yo vivo. Muchos de mis vecinos no solo han aceptado a la corrupción como algo cotidiano e inevitable, sino que quieren orden y reglas claras. Y la política les importa bastante menos que la vida cotidiana. Dicho de otra forma, son macristas porque su sensación es que los K eran un caos de marchas y contramarchas. En ese sentido, la situación económica no es buena, pero creen que va a mejorar; mientras que estaban convencidos que con los K la situación no hacía más que empeorar. Y eso incluye a los obreros de mi zona que ganan una miseria de salario, pero creen que tienen trabajo estable. Dicho de otra manera, no es tanto que se han derechizado, sino que las otras opciones electorales que ven son peores.

Mi sensación es que Macri sabe esto y por ende la ofensiva (insisto que ya no es un mero ajuste) que lanzó hace unos meses se va a profundizar. Al decir de los sempiternos «economistas» mediáticos «el próximo año será de reformas antes de que las elecciones de 2019 incidan de nuevo en la acción de gobierno». En síntesis, al igual que Cristina en 2011, su triunfo electoral significa que ahora «vamos por todo».

¿Y la oposición? Aquellos más cercanos a Macri, como Massa o el salteño Urtubey y el cordobés Schiaretti, perdieron en gran estilo. Era obvio, ¿para qué votarlos a ellos si podes votar directamente al gobierno? Cantado que eso iba a pasar, sobre todo cuando veíamos que la campaña de Schiaretti y el peronismo cordobés era «votar por nosotros no es votar contra Macri».

Por su parte, los K insisten que les fue bien porque sacaron más votos en provincia de Buenos Aires que en las primarias abiertas de agosto. La realidad es que en 2011 recibieron 54% del voto a nivel nacional, en 2015 el 36,8% (o sea en las generales no en el ballotage), y en 2017 han recibido el 21,8% perdiendo en todos lados menos en tres provincias. Esto significa que han perdido 10 diputados (que no renovaron sus bancas). Cristina insiste que se enfrentó con todo el poder mediático y económico. La realidad es que los medios de comunicación le dieron muchísimo espacio, entre entrevistas y noticias variadas. Y también es real que más sale en público, menos convence a nadie. O sea, capaz que le dieron espacio para que ganara Macri. Para sus adherentes el resultado se debió «a la traición» de muchos intendentes del conurbano bonaerense. Esto es, por lo menos, sorprendente. El peronismo siempre fue «el partido del poder», y sus votos siempre se licuaron cuando dejaba de manejar el aparato clientelar del estado. En el léxico peronista, traidores son los que pierden, los otros son «conducción».

Un amigo K me insiste que «el odio le gana a la heladera». Supongo que quiere decir (lo que me dijo otro) que en 2015 «estábamos mejor». Puede ser que él estuviera mejor, pero no es mi caso y el de la zona donde vivo. Pero, además, si perdieron 30 puntos electorales en cinco años, entonces ¿qué pasó? ¿Ahora los odian y antes no? ¿O será que antes ellos habían captado muchos votos «gorilas»? Lo que más me sorprende es estos amigos son inteligentes y como profesores universitarios pueden hacer sesudos e interesantes análisis, pero en política son argentinos y son capaces de creer y decir cualquier cosa. Ni hablar de que el hecho de que «yo esté mejor» no quiere decir que todos lo estamos. Y aun si estuviéramos, que no podamos ver que la política que desarrollaban iba a terminar chocando el país. En síntesis, si es por estar bien yo tendría que ser menemista, y buena parte de mis colegas universitarios también. Por otro lado, si estos colegas estaban bien con los Kirchner, yo no veo que les haya empeorado mucho que digamos la vida. En síntesis, los profesores universitarios no son los obreros de PepsiCo, ni los choferes de transporte de Córdoba. Pero lo interesante es que la base electoral de los K sigue siendo entre la progresía clasemediera y donde tienen el gobierno (por ejemplo, en la municipalidad de La Matanza), si bien perdieron abrumadoramente en su propia tierra de Santa Cruz donde tienen la gobernación.

La gran pregunta es por qué todos estos no votaron a la izquierda. De mirar La Izquierda Diario parecería que el Frente de Izquierda y los Trabajadores fue el gran triunfador en estas elecciones: «Gran elección del Frente de izquierda». Y luego pasó a explicar que habían logrado elegir diputados y legisladores provinciales, luego de recibir 1.200.000 votos y elegir dos diputados para conformar un bloque de tres. Ok, comparado con 2015, el FIT recibió casi 400 mil votos más cuando eligió un diputado; pero en 2013 había recibido 1.224.000 votos eligiendo tres diputados. De hecho, como se puede constatar en el mismo periódico, el FIT sacó bastante menos que 1.200.000 (en realidad recibió 1.160.000 votos) y perdió un diputado. Digamos, eso no es una «gran elección».

Esto es notable, porque por un lado (a pesar de que el FIT protestó que los medios lo censuraban) sus candidatos salieron en la televisión, en la radio y en diarios. De hecho, hasta Clarín, periódico bandera del establishment, entrevistó a Nicolás del Caño candidato a diputado por el FIT en provincia de Buenos Aires. Peor aún, si bien el PTS cambió a su «candidato estrella» de Mendoza a provincia de Buenos Aires, esto significó un aumento del caudal electoral de apenas un par de puntos. Pero el análisis matemático es algo secundario, o por lo menos reproduce los criterios de los partidos tradicionales burgueses. Aquí hay cosas que me parecen son más importantes.

En mi zona, el FIT sacó 1700 votos en las primarias abiertas y 1300 en las generales. Por su parte Izquierda al Frente por el Socialismo sacó 1000 votos en las generales este 22 de octubre. Entre la gente que yo conozco que venían votando al FIT desde 2011, pocos repitieron el voto, y muchos lo cambiaron al IFS; de los que esta vez votaron al FIT se encuentran una cantidad de anteriores votantes kirchneristas que modificaron el voto por descontento con los K provinciales, y también votantes de lo que fue el Frente Progresista de Margarita Stolbizer. Digamos, lejos de reflejar un crecimiento en conciencia y compromiso con la izquierda, lo que se vio en esta elección es una dilución y dispersión de los adherentes del FIT. Tengo la sospecha que, en La Matanza donde los K sacaron menos votos a diputados que a senador y el FIT sacó una diferencia a favor similar a la perdida por los K, pasó algo similar. Un amigo me explica que Del Caño es «un rock star». Más allá de que me pone incómodo pensar que Axl Rose o Steven Tyler puedan ser voceros de la izquierda, creo que es increíble pensar que 5% del voto te convierte en «estrella», ni hablar de que como argumento político es de una superficialidad notable. O sea, al «rock star» no le fue muy bien que digamos. Y a nosotros tampoco.

Otro amigo me acusa de ser siempre «un pesimista». Creo que no. Ser de izquierda no es adoptar un relato o inventar una narrativa, sino ver la realidad como es. En 2011 yo vi al FIT con mucha esperanza. Seis años más tarde esa esperanza se va diluyendo paso a paso. Sus resultados electorales se han estancado, y su propuesta política cada día se asemeja más al discurso socialdemócrata. Mis amigos me decían que «es una herramienta electoral». En realidad, si lo es, es una herramienta pobre y que hay que repensarla. Sobre todo, en un contexto de ofensiva de la derecha donde el FIT debería estar contactando y organizando a grandes masas de afectados por el neoliberalismo macrista. Su rechazo para adoptar formas de organización que amplíen la participación, las alianzas, y permitan la organización de los «sin partido», lo lleva cada vez más a asemejarse a «la izquierda del sistema»; más o menos como lo fue el Partido Comunista luego de 1957, y como lo ha sido el Partido Socialista desde su fundación. Su medición de éxito es la cantidad de votos que recibe y los legisladores que elige. Y en esto no es muy exitoso. Ni hablar que todavía no explica cómo, si de alguna forma, tener más legisladores hace avanzar la causa de la clase obrera. Es más o menos lo mismo que con su accionar en el Congreso de la Nación. Hace unos meses el FIT votó en contra del desafuero del exministro K Julio de Vido. Ahora anunció que votaba a favor. Mi sensación es que los aprendices de brujo del FIT analizaron que se equivocaron y ahora, sin decirlo, modifican su voto. En el medio, nadie entiende nada. Y su política va y viene sin mucha explicación, y lanzando consignas sin ton ni son. Todo confiando que los «zurdos» los vamos a seguir apoyando porque no tenemos otra opción. Hasta ahora les funcionó; si bien con el surgimiento del IFS una cantidad de votos que hubieran ido al FIT por la negativa, fueron absorbidos por esta «nueva opción de izquierda». En realidad, el IFS no es mucha opción… más bien es un FIT con caras y partidos distintos.

Mientras tanto, Macri y sus muchachos de Cambiemos avanzan a paso redoblado, en la seguridad que no hay ningún desafío en el horizonte.

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6 thoughts on “Y se vino la ola amarilla, no más”

  1. Al fin leo un texto q no me da náuseas, desde el domingo que no me pasaba. Gracias. Sólo me pareció que faltó la mención de tu barrio que citás dos veces sin mencionarlo. Y una propuesta para q el FIT salga de su propio pantano.

  2. Estimado Pablo Pozzi. Con el análisis tengo acuerdos y diferencias. Solo quiero marcar un error que plantea en relación al tema De Vido y a la posición del fit. Es claro para cualquiera que siga la política del fit que no hubo contradicción alguna ni calculo electoralista. En la ocasión de tratarse el proyecto del macrismo de expulsar a De Vido por incompatibilidad moral el fit se opuso denunciando que los maristas no eran quienes para juzgar la moral de nadie y que era un circo con fines electorales y en esa misma ocasión dejó claro que sí hubiera pedido de la justicia de desafuero lo votaría. Y eso fue lo que se hizo con absoluta coherencia. Me extraña que alguien con su capacidad haya omitido estos argumentos, con los que se puede coincidir o no pero no sé pueden ignorar.

  3. Es muy fácil menospreciar los resultados electorales de la izquierda obrera y anti capitalista. No sos muy brillante al decir algo obvio que la izquierda electoralmente es una minoría. Pero en una sociedad derechizada desde hace más de 30 años como vos decís, en una elección polarizada como la que hubo, que el FIT haya resistido esa polarización y obtenga lugares en el congreso es un mérito. Hablas con tanto desprecio que pareciera que te molesta.
    Por otro lado, se te olvido mencionar elecciones como las de Mendoza y Jujuy. Por Cordoba, considero que hay que complejizar un poco más la provincia. Como considero que las elecciones no son una suma de voluntades individuales sino una expresión de la relación de fuerzas sociales, hay que tener en cuenta que en ninguna otra provincia hubo una derrota como sufrió la UTA en Cordoba. Creo que el FIT pagó también el costo de esa derrota (por qué se derrotó es cuestión aparte de las que hay que sacar lecciones). Pero además considero también que el FIT en Córdoba tenía una identidad débil en una porción de sus votantes. Ocupo un espacio de centro izquierda que no tenía representación pos Luis Juez. Ahora es un desafío crecer y tomar lecciones de elementos positivos de otras provincias donde el FIT (mal que te pese) hizo muy buenas elecciones. No me refiero sólo a la táctica electoral.
    De todos modos sería bueno consultarte para la próxima esa extraña forma de medición social basada en la charla con el vecino y amigos. Poco serio.
    Pero quiero ir a lo central de la crítica a tu análisis, que desconoce que lejos de «socialdemocratizarse», el FIT y en particular el PTS es y fue protagonista de las luchas más duras en el movimiento obrero. Y Nicolas como el resto de legisladores y diputados no son «rock star» sino militantes revolucionarios que han estado siempre en primera fila. Ya que nombras Pepsico y te resulta serio hacer análisis a partir de charlas y comentarios, llegate a la carpa de Pepsico cuando tengas la oportunidad y trata de indagar por que decenas de los despedidos fueron fiscales del FIT. O por qué muchos despedidos de UTA votaron al FIT. Considero a tu análisis mal intencionado porque omite que lejos de «socialdemocratizarse» los referentes del PTS muestra a ojos de millones «otra forma de hacer política» y por primera vez después de décadas la izquierda anti capitalista tiene una extensión nacional e influencia que le permite construir una gran fuerza social que obviamente es una tarea aún por hacer y que en eso estamos. Igual leyendote me di cuenta de algo que nunca se me había ocurrido! Para construir un partido hay que decirle a la gente que venga. Así de fácil.
    Con respecto a La Izquierda Diario sólo decir que está muy bien reivindicar la elección de la izquierda. Quién lo va a hacer? Clarín? Y con respecto a los medios te parece que una nota de Clarín es argumento para decir que la izquierda no quiso ser borrada de los medios?
    Por último, respecto a IFS decir que en el mejor lugar donde les fue salieron últimos. Saludos

  4. Ujuleeee, a ver y dejando de lado las chicanas. Que tengamos diferencias es más que sano, sobre todo porque así nos sacamos las telarañas de la cabeza y por ahi avanzamos todos juntos. Es más que posible que mi escrito este lleno de errores, y que mi visión esté equivocada. Yo no tengo la verdad, solo una posición. Dicho eso. Sobre lo que señala Lorenzo, mi punto no es que no hay razones para votar a favor o en contra del desafuero de DeVido sino que el voto original y el actual han sido mal explicados, nadie lo entiende muy bien que digamos, y que en realidad el actual implica un reconocimiento de que el original o estaba mal o no había sido comprendido. Por ahi me equivoco, pero no he encontrado a nadie, incluyendo a muchos cercanos al FIT, que me pueda explicar en forma sintética y comprensible qué onda con esos votos. Lo de Martín, tiene razón en varias cosas, sobre todo porque en mi frustración con el FIT adopté, hacia el final, un tono chicanero. Pero mi intención es impulsar la discusión, cosa que no hemos logrado (en el seno del FIT) simplemente diciendo las cosas con más cuidado. Ahora, yo no cuestiono la calidad militante (y mucho menos personal) de Nico del Caño. En realidad me parece un tipazo y muy buena gente. Otra cosa es cómo el FIT lo proyecta (de ahi lo de rock star). Lo mismo el pase de Mendoza a Buenos Aires: la sensación que queda a los no iniciados es que fue puro oportunismo electoral, digamos lo mismo que cuando los políticos burgueses discuten qué distrito les conviene más. Pero más de fondo me parecen dos cosas. Una es que el FIT no solo no crece, sino que su política viene licuando su perfil de izquierda. Esto yo lo recojo hablando con gente que no esta en la burbuja nuestra. Asimismo, si es un frente electoral, y si tengo razón y esta estancado en su crecimiento electoral, entonces por lo menos hay que repensarlo. En esto, además, el FIT no sirve (¿no tiene la intención?) como organizador de las grandes masas… no ofrece espacios, estructuras, etc. que no sean los partidarios. Por ende, su planteo político parece ser legisladores+muchos votos hacen la diferencia. Esa visión es, por lo menos, reformista. Y el problema no es porqué tantos cros de Pepsico o de UTA Cba apoyaron al FIT, sino porqué tantos trabajadores votaron a Macri. Y como yo no creo que estemos a más a la derecha, como sociedad, que hace digamos una década o hace seis años cuando surgió el FIT entonces lo que me sugiere es que no estamos siendo alternativa válida… y eso a pesar de la terrible agresión de la confluencia macri-peronista

  5. Está bueno el artículo de Pozzi saliendo del sentido común y ganándose de amigos a los troskos pro campo del MST. Lo del triunfalismo de la izquierda FIT no se comprende sobre todo porque en provincias como Tucumán donde hicieron una elección ejemplar con 45.000 votos, Bussi pasó de 30.000 votos hace 4 años a 150.000 ahora, incluso subiendo 60.000 respecto de las PASO a ahora, con lo que si Fuerza Republicana fuera una fuerza nacional estarían mano a mano con el macrismo… Bussi hijo quedó a 3000 votos de entrar en el parlamento!!! Creo que el hijito del genocida tiene mayores motivos de celebración que todo el FIT de conjunto.

    Como sea nos esperan por lo menos dos años más de patada en el traste a la clase laburante… Ni Carlitos Menem se atrevió a tanto y eso que se atrevió a mucho.

    Otra perlita tucumana a tener en cuenta. Manzur el gobernador que fuera ministro de salud estrella de Cristina Kirchner dijo que el kirchnerismo ya fue y que Cristina ya fue, sin embargo fue apoyado su vice gobernador, candidato a diputado por el grupito pro cristina que armaron algunos peronistas K y que no sacaron votos ni para el conteo… aduciendo que el vicegobernador representaba los intereses kirchnerista!!!!! Como no pasaron las PASO se colgaron de la teta del gobierno peronista que fuera K y que ahora es anti K, tan anti K que celebra que a De Vido, otro funcionario estrella kirchnerista, lo desafueren y lo metan preso. (Parece que incluso algunos K ya quieren limpiarse la mugre K no sea que el traje a rayas se lo deban poner ellos porque a fin de cuentas parece que entre bueyes si se dan cornadas)

    Como sea, no creo que Pozzi piense idílicamente en la salida electoral pero también creo que autocrítica rojilla no nos vendría mal. Como dijeron algunos camaradas, en estas elecciones no se mencionó ni una sola vez la palabra «socialismo» ni se mencionó la cuestión de la propiedad privada. Y eso que estamos de celebración en celebración por los 100 años de la revolución rusa…

  6. Salud

    La verdad es que cuando vi varios titulares sentí que no estaba entendiendo nada. ¿Gran elección? ¿En cuántas circunscripciones el Frente, con unos aliados u otros, ha superado el 10%? En Jujuy han tenido, a pesar de no sacar diputado, una buena elección, en el resto… ni siquiera es buena la de Buenos Aires, por más que salgan dos diputados electos (¡de 35 de esa circunscripción!). El grupo de FIT se queda en 3 cuando, hasta ahora, eran 4. ¿Son la octava fuerza en la cámara?

    Pero bueno, hay dificultades y todo eso, lo entiendo. El problema, según lo veo desde muy «fuera», son elementos como los que comenta Pozzi: si es una coalición electoral, hay que repensarla. Si su rumbo es hacer más de lo que ya hay, diluyendo incluso el discurso de izquierdas, se vuelve una herramienta inútil.

    Lo que he visto (insisto, desde fuera) es mucha alegría por nada. Estamos fallando en algo, y ya lo digo en general con las izquierdas en la práctica totalidad de las elecciones, cuando la derecha sigue ganando terreno, ¡y parecía que ya había llegado a su máximo! Pero no, ahora es el gobierno, la primera, la segunda y la tercera fuerza del país, dejando a las izquierdas como un elemento pintoresco. Con las crisis la extrema derecha ha crecido, y la izquierda, como mucho, ha hecho alguito de ruido y se conforma (¡¡celebra!!) las migajas.

    Hasta luego 😉

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