Palabras finales

Alegato de la Asociación Ex Detenidos Desaparecidos en la causa ESMA

Bien. Aquí hemos llegado, al final de este tercer tramo de la causa ESMA, y si bien es otra parte de una causa más desguazada, es para nosotros un juicio histórico, porque nunca en la historia argentina han estado sentados en el banquillo de acusados, tantos represores en un solo juicio, y por otra parte, y la más importante, nunca se ha tratado de tantos casos de detenidos-desaparecidos, de torturados, de asesinados.

Hemos llegado hasta aquí porque no hemos cambiado una sola de las más elementales demandas de justicia por los treinta mil compañeros desaparecidos.

Hemos presentado testimonios contundentes e irrefutables; hemos tejido desde las redes del Derecho,  los entramados de la Justicia.

Hemos nombrado a todos y cada uno de los compañeros y compañeras, hemos rescatado sus semblanzas vitales y comprometidas, y desde ellos hemos llegado a otros compañeros que no han sido caso en ninguno de los juicios hasta ahora desarrollados, pero desde aquí y ahora lo serán.

Y desde la más profunda convicción que el plan económico genocida que tantas fortunas deparó en la clase dominante, y que tan espurios y envilecidos beneficios repartió con total impunidad, jamás, jamás podrá equipararse al daño imperdonable que significó en la sociedad argentina, tanto durante la dictadura como en el post genocidio. Uno de los estipendios que contabilizaron fue la impunidad.

Pero muy a pesar suyo, y haber pretendido convertir fábricas en catacumbas mecanizadas, escuelas y universidades en cavernas silenciadas, barrios en submundos de temores… muy a pesar suyo, la impunidad se resquebrajó, porque detrás de los silencios,  la memoria colectiva se construía por cada obrero secuestrado, por cada estudiante desaparecido, por todo el pueblo reprimido. La impunidad se resquebrajó por la entereza de la lucha contra el olvido. La impunidad se resquebrajó por el coraje de los resistentes, por la valentía de los pañuelos de las madres.

Y aun cuando estas palabras son sólo mojones en este camino por la justicia todavía inacabada, ustedes represores enriquecidos por el genocidio cometido, están ahora aquí sentados e incriminados; y nuestros 30.000 detenidos desaparecidos, por medio de estas voces nuestras, los acusan a todos y cada uno de ustedes por todos y cada uno de los monstruosos delitos probados que consumaron, y sabiéndolo o no, se hacen cargo hoy de los crímenes que ejecutaron para beneficio de sus mandantes, quienes también deberán hacerse cargo, deberán ser imputados, más temprano que tarde, por su responsabilidad en estos espantosos y deleznables hechos.

Pero así como persisten las consecuencias en el plano económico de las políticas neoliberales impuestas a sangre y fuego, así mismo persisten consecuencias sociales del terror que afecta a la sociedad toda, ya  que  el objetivo no era solamente la destrucción de un grupo, era también el ataque con fines de aniquilamiento de los elementos que tejen la urdimbre social.

Pero así como perduran los dispositivos disparadores del terror, también continúan aquellos elementos constitutivos de resistencia y solidaridad que se tejió en las mismas entrañas de los centros clandestinos de detención, tortura y exterminio, y que permitió y permiten como hoy aquí, que no se perdieran tantas voces, tantas vidas, tantas luchas.

Por último, no queremos ni podemos dejar de mencionar a las madres embarazadas, muchas de ellas asesinadas, y a menores apropiados, robada su identidad, o asesinados, no podemos cerrarlos en una lista silenciosa; no podemos ni queremos; y porque es tal la magnitud de la crueldad, que no hemos podido ni querido, diferenciar entre casos de la causa y casos no elevados aún; y porque es necesario  que resuenen aquí en esta sala cada nombre, cada intención de ser, cada  sueño engendrado, cada utopía acunada que portaba cada nacimiento.

El crimen de crímenes cometido con crueldad inimaginable por Uds., represores del Estado genocida ,  acusados por esta querella por  Genocidio, Uds., custodios del orden y de la moral, ejecutaron minuciosamente las entrañas siniestras del delito de genocidio, y se involucraron en materializar las medidas destinadas a matar a los miembros de   un grupo, someterlos a condiciones que hubieron de acarrear su destrucción, imponerles daños físicos y psíquicos, impedir nacimientos en el seno del grupo y el traslado por la fuerza de niños de un  grupo a otro grupo, buscando con ello destruir al conjunto de la sociedad, al conjunto del grupo nacional argentino

Uds. que ejecutaron matanzas, que  torturaron, que violaron, que asesinaron, Uds., nos deben a todos cuantos luchamos y esperamos desde hace 40 años a los casi  400 jóvenes apropiados., la verdad sobre su destino.

Uds., represores, al amparo de la negativa del Estado que sigue sin abrir los archivos, continúan reiterando con la impunidad del silencio una y otra vez la desaparición y el robo de identidad de nuestros queridos compañeros; Uds., que desconocen la dignidad, Uds. serán acusados y condenados en un marco jurídico, pero sepan señores verdugos que ustedes serán condenados moralmente por la inmensa mayoría del pueblo y por la historia dónde ocupan el sitio deleznable a que sus innegables atrocidades los arrinconan.

Y, señores Jueces, Uds. Uds., han presenciado todo cuanto aquí decimos, frente a Uds., han desfilado en los cientos de testimonios y en las incontables pruebas, los elementos que conforman el delito de Genocidio que cometieron los perpetradores aquí sentados. Uds., señores Jueces tienen la posibilidad histórica de reconocer en la condena, el período más siniestro tipificado internacionalmente y en nuestro propio ordenamiento jurídico, tienen la oportunidad de seguir reforzando la justicia con condena por Genocidio.

Hemos llegado aquí con el mandato moral de tantas y tantos y con el andar de cientos de miles de personas que manifestaron el reciente 24 de marzo en las calles y en las plazas el repudio contundente al golpe genocida.

Y nos sentimos contenidos y compelidos en las palabras que pronunciara Julius Fucik, militante comunista de la resistencia contra los nazis. Asesinado en 1943

“Sólo pido una cosa: los que sobrevivís a esta época no olvidéis. No olvidéis ni a los buenos ni a los malos. Reunid con paciencia los testimonios de los que han caído por sí y por vosotros. Un día, el hoy pertenecerá al pasado y se hablará de una gran época y de los héroes anónimos que han hecho historia. Quisiera que todo el mundo supiese que no ha habido héroes anónimos. Eran personas con su nombre, su rostro, sus deseos y sus esperanzas y el dolor del último de los últimos no ha sido menor que el del primero, cuyo nombre perdura. Yo quisiera que todos ellos estuviesen cerca de vosotros, como miembros de vuestra familia, como vosotros mismos”.(fin de la cita)

Hemos llegado hasta aquí porque hemos elegido como pobladores de la esperanza en un mundo de justicia, libertad y dignidad, a cada uno de los treinta mil detenidos-desaparecidos.

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