Tucumán e Israel, un concierto de metrallas

por Rubén Kotler

Desentrañando los lazos que llevaron a la provincia más pequeña de Argentina a adquirir armamentos por 8.5 millones de dólares al país que somete al pueblo palestino.

Cuando el 2018 se va se escribe desde Tucumán uno de los capítulos más oprobiosos en la historia de las relaciones con el Estado de Israel con la compra de armamento por 8.5 millones de dólares, armamento supuestamente destinado a la lucha contra “la inseguridad” en la provincia más pequeña de la República Argentina que lleva adelante el gobierno del peronista Juan Manzur. Pero no es este sino el último capítulo de un año que estuvo atravesado por visitas, viajes e intercambios entre funcionarios del gobierno de Israel, el gobierno de Tucumán, autoridades universitarias y empresarios. En un contexto en el cual se exige a nivel internacional la puesta en marcha del Boicot, las Sanciones y la desinversión en el Estado Sionista, Tucumán profundiza los lazos con un país que promueve el apartheid, practica un genocidio lento y doloroso contra el pueblo palestino y viola sistemáticamente los DDHH.

Música para sus oídos

Los primeros peldaños de una escalera que llevó a culminar una infame compra de armamentos a uno de los países más terroristas de la tierra, fueron subidos por notas musicales que llegaban desde Israel con la presentación por primera vez en Tucumán de la Orquesta Sinfónica de Jerusalem en el emblemático Teatro Mercedes Sosa, el 13 de agosto de 2018. Pese a las denuncias de grupos pro palestinos, como el Grupo de Tucumán por Palestina compuesto, entre otros, por miembros de la Red de Judíos Antisionistas, el gobierno siguió adelante con el programa establecido. La exigencia que la provincia se sume al Boicot cultural hacia Israel por la sistemática violación a los DDHH de la que es víctima el pueblo palestino, no solo no llegó a oídos de las autoridades provinciales, sino que la “gala” se celebró en cada oficina de la casa de gobierno. La visita de la Orquesta fue escoltada por el embajador de Israel en Argentina, Ilan Sztulman, recibido como “Huesped de Honor” de la provincia. “El embajador es un amigo del Gobierno y del pueblo de Tucumán”, dijo entonces el gobernador Manzur sobre la visita a los medios de prensa. En la disputa política del propio gobernador con el ex responsable del Poder Ejecutivo Provincial, José Alperovich, fortalecer los lazos con la comunidad judía de Tucumán resulta indispensable en la contienda electoral del año próximo.

Alperovich no solo le legó al actual gobernador la Casa de Gobierno, sino el nexo con importantes dirigentes de la comunidad judía local. Pequeña comunidad que sin embargo posee fuerte lazos con el sionismo internacional por medio de sus instituciones, son aportantes de importancia en la carrera por ocupar el lugar de la máxima autoridad en la provincia. En ese juego resulta fundamental el rol jugado por los hermanos Yedlin, Pablo y Gabriel, otrora funcionarios de Alperovich y hoy fieles servidores de Manzur. Por ellos el actual gobernador se asegura la continuidad de los lazos comunitarios a cambio de profundizar las relaciones con el Estado de Israel y contribuir con la normalización del genocidio. A fin de cuentas Tucumán no es más una provincia antisemita y no hay nada como demostrarlo con hechos. Manzur diría que él también tiene amigos judíos. Y hace negocios con ellos.

Mucho más que notas musicales

Unos días antes de la llega del embajador y la orquesta a Tucumán, el ministro de desarrollo de la provincia de Tucumán, Juan Luis Fernández había visitado Israel. A Fernández lo acompañó, no casualmente, el ministro de seguridad de la provincia, Claudio Maley, área central en la disputa por el poder del año próximo, pues Tucumán vive (real o mediáticamente) una ola de inseguridad puesta en agenda mediática y pública. No sólo viajaron a Medio Oriente para conocer cómo funciona el sistema de riego por goteo, pues si hubiera sido sólo por eso, no hubiera tenido ningún sentido el viaje de Maley.

Días más tarde, a mediados de agosto, se produjo entonces la visita del embajador de Israel en Argentina a Tucumán. En el marco de dicha visita el embajador no ahorró palabras para elogiar tanto al gobierno nacional del presidente Macri como al gobierno provincial de Manzur. Claramente el gobierno macrista es un aliado incondicional de Israel. Entre derechas se entienden y a ese juego fue invitado el tucumano. Para ser claros, los aliados de Israel son los gobiernos más ubicados a la derecha como el argentino o el electo gobierno de Brasil que lidera el ultraderechista Jair Bolsonaro y que ya expresó su satisfacción por los lazos estratégicos con el Estado Sionista.

Nuevamente el rol de prominentes miembros de la comunidad judía local, juega en favor de dichos lazos. Una comunidad ubicada cada vez más a la derecha de absolutamente todo, tanto que hoy el verdadero antisemitismo vernáculo se ruboriza por quedar, justamente, al margen izquierdo. En ese contexto llega a Tucumán la Orquesta de Jerusalem aunque no solo vienen con ella violines, chelos y contrabajos, sino también el futuro anuncio de la llegada de ametralladoras Uzis y otros armamentos pesados adquiridos a la industria armamentística de Israel.

Combatir la delincuencia, la canción predilecta de Ricardo Bussi

Uno de los sloganes del campaña del hijo del genocida Antonio Bussi, Ricardo, había sido la exigencia de sacar el ejército a las calles para “combatir el delito”. En consonancia con el pedido casi a gritos del principal referente del partido de ultra derecha Fuerza Republicana, el gobierno nacional dispuso una medida por medio de la cual las fuerzas (represivas) Federales pueden disparar a matar si la ocasión de un enfrentamiento así lo amerita. En la provincia de Tucumán se produjeron en poco tiempo dos hechos que ponen en discusión cualquier intervención de las fuerzas represivas en la supuesta lucha contra la delincuencia. El primero fue el asesinato por parte de miembros de la policía local del niño de 12 años Facundo Ferreira en la madrugada del 8 de marzo con un tiro por la espalda cuando el pequeño circulaba en motocicleta en un claro caso de gatillo fácil. El segundo caso, el asesinato por parte de un policía de la Federal vestido de civil de un ciudadano tucumano en un episodio confuso. El Federal confundió a Claudio Sánchez con un “delincuente” y lo acribilló en la vía pública. No he leído en ninguno de los dos casos a funcionarios del gobierno provincial, ni siquiera a la secretaria de Derechos Humanos, la Dra. Érika Brunotto, repudiar el accionar de las fuerzas de seguridad.

La pregunta que se nos impone es si es esta la policía capacitada para manipular armas y en todo caso cuál es el verdadero objetivo de librar a esas fuerzas en el uso de armamentos en una doctrina que en Argentina ya se conoce con el nombre de “Chocobar”, por el asesinato a sangre fría de un supuesto delincuente por parte de un policía de Buenos Aires, también de civil.

Está claro que el objetivo final es someter a la población por un lado y domesticar y silenciar la protesta social, pues las fuerzas represivas, son justamente eso, represivas, y tienen esa función y no la de cuidar a los ciudadanos de los “delincuentes”. Israel en la puesta en marcha de su sistema represivo contra el pueblo palestino conoce muy bien cómo hacer uso y abuso de la fuerza. Por otro lado, la llamada delincuencia de guantes blancos, nunca paga. Y con Bussi padre, dueño de cuentas en el exterior, lo supimos. Bussi hijo, por su parte, se estará lamentando que el gobierno provincial haya tomado la iniciativa que él, de ser gobernador, hubiera tomado gustosamente.

Manzur en el contexto del discurso sobre la delincuencia se sube por derecha al caballo para “brindar la solución” que quiere su electorado: dotar a las fuerzas represivas locales de una moderna tecnología “militar” adquirida a un país “experto” en el negocio armamentístico y en el uso de armamento de todo tipo. El detalle es que las armas fabricadas por la entidad sionista no son para combatir la delincuencia sino al pueblo palestino.

Los sonidos del mediterráneo

Manzur y su comitiva partieron rumbo a una extensa gira que los llevó por Perú, Estados Unidos e Israel, país último en el que fueron recibidos con alfombra roja tendida por tucumanos judíos residentes en el Estado Sionista. Cabe mencionar que mientras el gobernador y su gran comitiva visitaban Israel, la Franja de Gaza era, una vez más, bombardeada por el Ejército de aquel país. Para revestir la visita de un tinte académico, Manzur fue acompañado por el Rector de la Universidad Nacional de Tucumán, José García, decanos y decanas de algunas facultades y por otros funcionarios de menor rango como intendentes afines y demás. Los sonidos del mar resonaron en los funcionarios que se sacaron fotos en playa ocupada y destacaron sus anuncios académicos con universidades locales, haciendo oídos sordos a las importantes campañas de boicot cultural y académico que reclama el pueblo palestino en solidaridad con su causa. Ni el progresismo tucumano quiso salvar su propia progresía acompañando el reclamo y renunciando al viaje propuesto por el director de la orquesta, Juan Manzur. Oprobioso por donde se mire y triste acompañamiento de una causa que de fondo no era ni cultural ni académica sino comercial: adquirir armamentos para “combatir la delincuencia”. ¿Conocerán estos funcionarios la venta de armas que Israel concretó con gobiernos dictatoriales en otras épocas? Incluso a feroces dictaduras latinoamericanas Israel dotó de armamentos para “combatir la subversión”. Como negocios son negocios y es música para los oídos de los fabricantes de armas, Israel no tiene problemas en venderle a las dictaduras y a las democracias, a fin de cuenta la industria represiva es su mayor polo productivo.

Un anuncio con bombos y platillos

Una noticia pasó inadvertida en los medios de prensa local: en octubre Israel capacitó a miembros de las fuerzas de seguridad de la provincia de Tucumán. El Subjefe de la policía local participó en Israel de capacitación en la lucha antiterrorista. Lo que aún no queda claro cuál es la hipótesis de conflicto terrorista que maneja el gobernador para enviar a un funcionario de la policía a capacitarse en la materia.

En ese marco de “cooperación e intercambio”, el gobernador anunció en los primeros días del mes de diciembre la adquisición de armamentos a la entidad sionista. para combatir la delincuencia. En un gran acto organizado en el Teatro Mercedes Sosa, el mismo ágora que recibió a la Orquesta de Jerusalem, le explicó a miembros de la policía local la inversión que el gobierno de la provincia estaba dispuesta a realizar, apostando como nunca lo hizo otro gobierno, a la compra de armamentos. Entre las adquisiciones se destacan según un medio de prensa local 4.000 chalecos blindados, 4.000 pistolas semiautomáticas Jerichó 9 milímetros con armazón de polímero desarrolladas por IMI (Israel Military Industries), 100 escopetas calibre 12/70, 50 unidades del rifle de asalto IWI Tavor X95 con kit de conversión, 20 Uzi Pro, un subfusil de origen israelí, diseñado y fabricado por IMI desde 1948, 20 lanzagranadas independiente IWI GL40 y dos equipos de francotirador Galil larga distancia con mira diurna. Todo un arsenal para una provincia que apenas tiene un millón y medio de habitantes.

El anuncio ha sido muy bien recibido por sectores de la población que cree que la delincuencia se combate con armamentos y no generando las condiciones materiales para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, desde una mejor educación y salud hasta la creación de empleos de calidad y un mejoramiento en las condiciones habitacionales de la población. Sin mencionar el constante crecimiento de un problema que comenzó hace años pero que se profundiza en cada barrio de Tucumán como es la producción, distribución y consumo de droga, cada vez más en aumento y con el guiño de las autoridades provinciales y policiales.

El problema no es la música, sino quiénes son los intérpretes

El acuerdo por la compra de armamentos pasó por la legislatura provincial pues un Decreto de tales magnitudes debía ser ratificado por el poder legislativo de la provincia. La oposición, incluso la peronista alperovichista, no cuestionó la compra en sí sino al proveedor. Para los legisladores provinciales que tienen sus simpatías por el reforzamiento de las fuerzas represivas, el problema no es tanto que se dote a la policía de buenos y modernos armamentos sino que se compre con sobre precios. Algunos legisladores locales sugirieron que el mismo tipo de armas podían ser adquiridas a fabricantes locales a precios menores que la suma millonaria destinada a la compra a la entidad sionista. Casi todos coinciden, salvo los sectores de la izquierda sin representación parlamentaria, que la solución a la “inseguridad” es dotar de mayor armamento a la policía y permitirle disparar sin miramientos. Los casos de gatillo fácil de Facundo Ferreira y Claudio Sánchez, asesinados por fuerzas de seguridad, no fueron impedimento para que los legisladores, que en muchos casos se autoproclaman como “provida” pues niegan el derecho al aborto, no cuestionaran la compra en sí sino su sobre precio. Insisto en este último punto pues es casi unánime el reclamo por enfrentar a la “delincuencia” con balas aún a riesgo de ocasionar “daños colaterales”. Hasta el concepto parece haber sido importado desde Israel.

Tucumán baila al son del sionismo

Sin margen para la especulación, Manzur está lanzado ya a la reelección a la gobernación y le salió al cruce un competidor inesperado: su propio mentor y ex aliado político, José Alperovich. En agenda, como ya se explicó, el tema de la seguridad se ha instalado tanto en los medios como en la ciudadanía y el gobernador lo sabe. Por eso se apoyó en una de las patas que más y mejor conocen del tema, al menos discursivamente y es el Estado de Israel. Manzur le ha arrebatado a Alperovich los vínculos comunitarios judíos de Tucumán que lo llevaron, en última instancia, a la adquisición de armamentos por sumas millonarias. El sionismo celebra entonces por partida doble: ya no necesita de un gobernador judío para declamar que el antisemitismo ha sido derrotado y puede hacer negocios allí donde más la reditúa desde el establecimiento mismo del Estado autoproclamado judío: la industria armamentística. Tucumán baila bajo los sones de una orquesta internacional que va imponiendo el sionismo en la región. La alianza de gobiernos claramente derechistas como el de Macri o el futuro gobierno brasilero de Bolsonaro con Israel, tiene un capítulo local en una provincia que posee el tamaño de todo el territorio usurpado al pueblo palestino. Tucumán y sus representantes gubernamentales, legislativos y hasta académicos, han hecho oídos sordos a los llamados de solidaridad del pueblo palestino y han hundido sus pies en el barro que alimenta a las fuerzas represivas con metrallas y balas, toda una señal de una época signada por la doctrina Chocobar.

Se hace imprescindible oponerse enérgicamente a los acuerdos de Tucumán con Israel, oponerse rabiosamente a la compra de armamentos y oponerse enfáticamente a la aplicación de la doctrina del gatillo fácil en la provincia. Los derechos humanos no pueden ser silenciados por una campaña electoral y la defensa irrestricta de los derechos del pueblo palestino debe ser acompañada de acciones en favor del BDS. Por eso es que debemos repudiar la compra de armas y todo acuerdo que implique, aquí en Tucumán y allá, en Palestina, el sometimiento de los pueblos por medio de las balas. Duele escuchar el silencio de organismos de DDHH locales que ante la crónica arriba detallada, no dijeron absolutamente nada, hicieron mutis por el foro en una acción que en el futuro cercano pondrá en peligro incluso la integridad de nuestros hijos. Debemos rechazar estos acuerdos y debemos impedir que se lleve adelante el concierto de las metrallas.

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