¿Censura bajo el macrismo? O continuismo de la década ganada

Resignificando términos y aclarando algunos tantos

por Rubén Kotler

En las últimas horas fervientes neo indignados se solidarizaron con Víctor H. Morales por su despido de una emisora radial de capitales transnacionales privados. Insisten en utilizar términos que no se ajustan a la realidad y vociferan que el periodista uruguayo sufrió un acto de censura por parte del gobierno macrista. Como a los neo indignados, con problemas de lecto comprensión, les cuesta distinguir qué es cada cosa, vamos con algunas aclaraciones:

1) Censura según la DRAE es la «Acción de examinar una obra destinada al público, suprimiendo o modificando la parte que no se ajusta a determinados planteamientos políticos, morales o religiosos, para determinar si se puede o no publicar o exhibir.»
2) El caso de VHM, a menos que le hayan prohibido decir explícitamente algo o divulgar algo en particular, no se trata de un acto de censura.
3) VHM trabajaba en un medio PRIVADO, lo que vulgarmente denominamos empresa mediática (aunque PRISA es mucho más que eso pues cuenta, por ejemplo, con editoriales como Santillana) por lo que su relación contractual es como la de cualquier trabajador con un medio cuyo propietario es libre de contar con su fuerza de trabajo como uno, siendo trabajador, es libre de elegir, en la medida de las posibiliades, en que empresa laburar.
4) Podemos si discutir y sería válido Y MUY conveniente, la precariedad laboral, pero visto y considerando que a VHM se le abrirán, MUY probablemente otras puertas empresariales para trabajar, el caso no ameritaría incluirlo en esta discusión. Para ser claros: para otra empresa mediática garpará y mucho contratar los servicios de un periodista estrella despedido, escándalo mediante.
5) Los prokases afirman que nos quedamos sin voces críticas al macrismo y aseguran que durante 12 años pudimos gozar de libertades de expresión que hoy no gozamos. Esta afirmación, digna de ser chequeada por chequeado.com es falsa se la mire por donde se la mire. Es cierto que durante los 12 años de kirchnerismo hubo libertad de expresión, no tanto en los medios públicos estatales donde el cerco a voces críticas fue real, como también es cierto que hoy hay voces y CANALES variados por donde emitir la crítica. Ciertamente NUESTROS medios alternativos de expresión no tienen el poder de agenda de los grandes medios reconcentrados, pero no es menos cierto que gozamos de esas libertades. El PeÓ, el PTS, la Darío, el MST, etc, tienen sus canales de expresión y de momento nadie les ha impedido decir y expresar lo que consideran. Tampoco a nosotros desde este sitio se nos ha impedido decir lo que pensamos aún cuando el mismo fuera hakeado en dos oportunidades. (no nos consta que los ataques cibernéticos que sufrimos se hayan debido a nuestras publicaciones).
6) Es muy frecuente confundir libertad empresarial con libertad de prensa. Y ya deberíamos saber a estas alturas que si aceptamos las reglas del juego capitalista y jugamos en él, siempre, pero siempre que el capital mande los trabajadores estaremos obligdos a obedecer, a menos que coordinemos la lucha para arrancarle al mismo capital derechos. Ninguno de los neo indignados por ejemplo planteó la expropiación por parte de los trabajadores del medio, es decir Radio Continental y que esta pase a ser una radio manejada por sus trabajadores al estilo Zanon o el Bauen.
7) Tampoco los neo indignados exigieron al Estado que una vez sancionada la ley de medios, progresiva en su espíritu y letra, esta se cumpliera, muy por fuera de los propósitos de la ley, por ejemplo, el 33% del espectro radiofónico que debía estar en manos de Organizaciones Sin Fines de Lucro, jamás se alcanzó. Muy por el contrario la ley de medios, como explican muy bien los estudiosos en la materia, solo sirvió para el ataque constante y sonante del gobierno K al Grupo Clarín, permitiendo incluso que otros grupos, como el liderado por el empresario K, Cristobal López, también se hicieran con medios y dineros.
8) Ya hablé en mi muro de Facebook como durante la década ganada hubo casos similares al de VHM sin que nadie pusiera el grito en el cielo. Un caso sonado fue el del periodista Marcelo Longobardi, expulsado de Radio 10 cuando ésta cambio de dueños y de Adad pasó a manos de, justamente, Cristobal López. Longobardi, como seguramente sucederá con VHM, consiguió rápidamente espacio en otra emisora. Otro caso que mereció atención de todos fue el levantamiento del programa de Herman Schiller, Leña al fuego, de Radio Cooperativa, denunciado por el propio periodista, una vez que la mencionada emisora cambiara de dueño.
9) Más peligroso fue, me parece, la expulsión de la TV ¿Pública? de Juan Miceli, ex periodista de Clarín y quien tuviera la «desgracia» de cruzarse públicamente con el camporista el Cuervo Larroque a raíz de las ayudas a los inundados en al ciudad de La Plata. Miceli le había cuestionado en público a Larroque la utilización del aparato de la agrupación que el lideraba para el reparto de la ayuda dada por la solidaridad de los vecinos. La expulsión de Miceli no tuvo el eco de indignación que merecía pues se trataba, para la propaladora de la propaganda K, 678, de un ex empleado de Clarín trabajando al servicio de Magnetto. Tampoco fue el único caso de despidos o cierre de programas en medios estatales por cuestiones ideológicas, como bien se puede rastrear haciendo un simple y sencillo acto de revisión de archivos (todo, pero absolutamente todo lo dicho aquí se puede ubicar en la web).
10) Muchachos y muchachas, estaría bueno que empecemos a llamar a las cosas por su nombre y si vamos a debatir lo hagamos con temas que merecen realmente nuestra atención como ser la precarización laboral en serio en los trabajadores de prensa, la necesidad de re pensar los discursos y una vez más la defensa, NO partidaria, de una ley que como digo, en espíritu y letra era progresiva. Defender a un canalla como VHM que fue incapaz de solidarizarse con los periodistas gaseados durante los incidentes – represión mediante – de Tucumán y hasta justificarlo porque eran «enviados de Magneto», me parece deleznable. Yo al menos no defenderé a un tipo que en la práctica es un mercenario de los medios. Los casos de censura o de despido a periodistas de medios públicos existieron en la era K y testimonios no nos faltan, incluso en mi muro alguno de ellos fueron relatados y minimizados por los fieles seguidores del relato K.

11) Por último mi solidaridad si está con los trabajadores (de prensa o de cualquier otra rama) que están siendo despedidos o que ven peligrar sus fuentes de trabajo ante la posible quiebra de las empresas en las que trabajan.

En conclusión: llamemos a las cosas por su nombre y empecemos a debatir en serio el país que nos viene PROponiendo e IMponiendo MM. El resto sigue siendo humo para la tribuna.

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