En caso de emergencia, rompa el vidrio… e incendie todo

Argentina en tiempos de capitalismo en serio (y tiempos electoraleros)

por Rubén Kotler

Desde hace un poco más de seis meses que soy padre primerizo. Esto implica dos cosas fundamentales que el lector debe saber. La primera es que mientras escribo estas líneas mi hijo duerme por lo que no debo prestarle atención personalizada ni cambiarle pañales. La segunda y algo más importante, es que me preocupa el mundo al que vino mi primogénito. En términos generales el futuro no es nada alentador y poniéndome apocalíptico pienso que debería aconsejarle a mi hijo, cuando tenga edad de recibir mis peroratas, que se haga astronauta y que viaje a la galaxia en búsqueda de un mundo mejor.

Argentina, modelo para desarmar

Un programa de televisión en cierto canal de cable de un poderoso grupo multimedio se llamaba “Argentina, modelo para armar”. Invitaba a “especialistas” y otros tipos de charlatanes profesionales y famosos a que ¿debatieran? Sobre los problemas de la Argentina. Mucho más atrás en el tiempo, un afamado cómico argentino, famoso por sus monólogos, personificaba a un arqueólogo alemán que buscaba indicios de la Argentina, desaparecida en los primeros años del S XXI. En el programa se mostraba un mapa de América Latina y en el territorio que ocupa nuestro país, sobresalía el océano Atlántico. Argentina había desaparecido.

En términos apocalípticos ni la Argentina del canal multimedios estaba desarmada ni se encontraba en peligro de extinción como proponía el cómico. Sin embargo al día de hoy la Argentina post kirchnerista de tiempos macristas camina, como camina el resto de América Latina, por un desfiladero peligroso. Algunos insisten en la “vuelta del neoliberalismo” cuando en realidad el ajuste salvaje, la entrega de los recursos del país, la sumisión de la población a los poderes de turno no solo es histórica sino que se continúa de gobierno en gobierno, con momentos de repartija de unas pocas migajas y poco más, como lo pretendieron los K durante la autoproclamada década ganada. Claro que los dos años que llevamos de macrismo colocan a la (ex) Jefa a la izquierda de cualquier otra opción política de derechas. Pero la mala memoria o la falta de memoria o la abundancia de olvidos, nos hacen creer que estamos ahora infinitamente peor que hace dos años solo porque ciertos sectores de clase media no la pasábamos tan mal.

Recordemos que la repartija de migajas durante los 12 años que duró el crecimiento de la economía a tasas chinas no sirvió para consolidar un modelo de equidad sino de administración eficaz de la pobreza. A fin de cuentas el peronismo gobernante durante los dorados años K no pretendió salirse del esquema de capitalismo en serio, esto dicho de boca de Cristina, a lo que los grandes grupos concentrados de la economía, Clarín incluido, agradecieron. Pero también es cierto que Mauricio y su troup vienen aplicando medidas salvajes sin miramientos aunque sin dejar de repartir migajas como sus antecesores. Seamos claros: en un país de capitalismo en serio, con mayor o menor consumo, las migajas deben ser repartidas para que la tortilla no termine de darse vuelta, no sea cosa que los pobres comiencen a comer pan y los ricos de repente, empiecen a comer mierda.

En este contexto resulta extraño verdaderamente que las clases subalternas, dominadas o como quieran llamar, no hayamos hecho volar por los aires absolutamente todo. Y no hablo de una salida como la del 2001 que de corear “que se vayan todos” terminamos poniéndole a todos, alfombra roja. Hablo más bien de la incapacidad de las izquierdas de poder consolidar por medio de un programa propio independiente de clases, una alternativa, no a los partidos políticos tradicionales, sino al modelo de país. Como lo viene exponiendo un compañero por las redes sociales: la izquierda ha dejado de mencionar al socialismo como alternativa en los programa electoraleros. ¿Se ha convertido la izquierda pura y dura de nuestro país en reformista? Creo a esta altura de los acontecimientos, que ni reformista han sido los planteos de las izquierdas.

Argentina en el laberinto

Los poderes establecidos se han encargado, propaganda mediática mediante, dejarnos muy en claro que el pueblo NO gobierna sino por medio de sus representantes (la mayúscula es mía, la cita es de la Constitución Nacional). Entonces en el ballotage de 2015 24Millones de votantes se decantaron por elegir entre dos representantes del tan mentado neoliberalismo como Mauricio Macri y Daniel Scioli, otrora candidato de los buitres según cierto programa periodístico oficialista de hace unos años. Pero el problema para cierto sector del progresismo votante de la reacción Sciolista, eran los poco más de 600Mil piojosos votos en blanco que dicho sea de paso ni siquiera hubieran inclinado la balanza para que triunfe el motonauta menemista. Se olvidaron esos progres de contabilizar los casi 7Millones de ciudadanos que NO votaron en esos comicios (otra vez la mayúscula es mía y los datos son oficiales).

El problema en todo caso es otra vez la falta de alternativas de izquierda cuyas fuerzas quedaron entrampadas, una vez más, el juego electoralero, ese que prefieren seguir jugando las clases dominantes y que pingües negocios les permite hacer. Seamos claro: con Mauricio o con Cristina, empresas como Monsanto, Telecom, Edesur, los grandes bancos o incluso los medios de comunicación hegemónicos, la han juntado en pala, como se dice vulgarmente. Argentina, país tercermundista, atrasado pero con una amplia extensión territorial solo habitada por unos 44Millones de sujetos, sigue sumergida en su laberinto. En analfabetismo funcional ha sido verdaderamente funcional y hoy tenemos por lo menos dos generaciones más preocupadas por las boludeces que dicen los famosos por Twitter que por la aparición con vida de Julio López o Santiago Maldonado. Y no es casual. Estamos a días de una nueva contienda electoral y el panorama no parece que vaya a cambiar radicalmente aunque en el país se hayan multiplicado los despidos, la represión, los tarifazos y otros mazazos del gobierno. Y pienso cómo debería explicarle esta situación a mi hijo recién nacido y respiro aliviado pensando también que por el momento solo debo cambiarle los pañales, hacerle unas moriquetas y ayudarle a sentarse para que pueda jugar y disfrutar la vida.

Pero también pienso, con la misma preocupación, que la gran ausente en este lío sigue siendo la izquierda o las izquierdas y que el laberinto en el que se encuentra nuestro país no tiene salida alguna. Pienso además que en caso de emergencia no alcanza con romper el vidrio y utilizar las herramientas que ya conocemos. Lo hemos experimentado en 2001 y aunque algunos insistan en ver allí un Argentinazo, solo sirvió para que las clases dominantes se re-acomoden, barajen y repartan de nuevo. Y sí que han repartido en estos últimos 15 años y no exactamente riquezas.

Los palos son de nosotros, las vaquitas son ajenas, pudo haber compuesto el gran Atahualpa. ¿Cuál es entonces la salida? En lo peor de la entrega menemista el refranero popular de los 90 indicaba que la Argentina tenía una salida: Ezeiza. Pienso que en los actuales primeros años del S XXI, el resto del mundo se encuentra tan jodido como la Argentina y la salida solo la encontraremos en casa. El problema en todo caso es hasta dónde nos animaremos a pensar en salidas al propio sistema, a un cambio VERDADERAMENTE radical (las mayúsculas son mías y lo radical claramente NO alude al viejo partido conservador de Alem e Yrigoyen) en el que rompamos el vidrio pero también en el que incendiemos todo. Quizás suene radical pero ¿Qué tan peor estarán los que ya están MUY mal? Incendiar todo puede ser una salida literal como también puede implicar una salida metafórica. Las izquierdas, sobre todo las que componen el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, ya delimitan ciertas acciones con una importante presencia en conflictos como ya lo demostraron en PEPSICO, en Cresta Roja y otros…

Quizás sea tiempo de retomar las viejas banderas del socialismo y volver a poner consignas verdaderamente obreras y socialistas en esos conflictos y los espacios mediáticos en los que se mueve. Está claro que este 2017 no es como hace 100 años, un 17 revolucionario, pero también queda claro, que ni siquiera hemos podido aún plantar nuevamente la semilla de la revolución para que florezca alguna vez… o dicho en términos fogosos, no hemos vuelto a encender aún la chispa que provoque el verdadero incendio. Insisto en que desconozco cómo debe encenderse ni las reacciones que podrían provocar. Lo que me queda claro es que con romper el vidrio no basta. Quizás quienes puedan darse a la tarea de intentar encender esa chispa sea la generación de mi hijo. Por eso, mientras le lea cuentitos de príncipes que lavan platos y cenicientas que gobiernan, le contaré que hubo un tiempo donde la revolución fue posible y donde fue posible darlo vuelta todo.

 

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1 thought on “En caso de emergencia, rompa el vidrio… e incendie todo”

  1. Salud

    Perdemos una batalla, y otra, y otra… parece que la salida es por el centro, que es perder, en el fondo, hasta el color de los símbolos, y perdemos… ¿y nos preguntamos por qué no nos quieren? Echamos la culpa a otros, claro. Aceptamos su juego, bien, no hay problema con eso, es «otra vía»… pero se vuelve «la única vía», y no nos sirve. Vemos como otro copan lo que debería ser «nuestro» lugar, nos mostramos sorprendidos.

    Sin programa, sin identidad (es cierto, «ellos» han pervertido ciertas palabras, pero nosotros hemos comprado esa perversión y huido de ciertos lugares que nos eran propios), con un nombre para pasar piola nomás, intentamos ganar lo que ya no luchamos en el ámbito programático (¿nuestro discurso suena vacío?, es que lo está, nosotros mismos lo vaciamos), perseguir un sueño que ni utopía busca, aborreciendo palabras (como revolución) que están en la base necesaria, y unas prácticas (entre ellas la acción directa, pero todo lo que supone una organización militante y solidaria), y nos extrañamos que no funcione. Pero nos contentamos con ese 5 o 10%, ¡mírennos todos! Seguimos existiendo… ¿muertos en vida?

    Me quedo con tu mensaje final :).

    Hasta luego 😉

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