Diferencia de votos entre las candidaturas 1ra y 2da vuelta

Perú: aún contando y esos dos «Perús»

por José María Rodríguez Arias

Lo que parecía una victoria segura del fujimorismo de Fuerza Popular con el 73 % contabilizado, ha pasado a ser una dura disputa entre las dos formaciones políticas, ahora por delante Perú Libre. ¿La razón? Las ciudades y la costa contaron más rápido. Lima (provincia) lleva casi desde el comienzo al 100 % contabilizado, y allí la diferencia entre las dos candidaturas es grande en favor de la ex primera dama Keiko Fujimori. En el interior del país, primero se ha contabilizado la zona urbana (donde anda más pareja la cosa) y luego el campo, donde Castillo simplemente ha tenido poca competencia. FJ ha estado haciendo proyecciones en Elecciones (la imagen que encabeza esta entrada es suya) y en su cuenta de TW, que les animo a ver.

Los conteos a boca de urna y el rápido daban resultados increíblemente ajustados y contradictorios, ambos dentro de sus márgenes de errores, en otras palabras, no servían para ver quién podía haber ganado las elecciones, al menos no con claridad. Al 90 % aún ganaba Keiko, al 96 % va por delante Pedro. La diferencia entre ambas propuestas presidenciales no va a llegar a un punto porcentual entre el voto válido.

El fujimorismo celebró demasiado pronto (y el resto lo lamentamos demasiado rápido, por lo visto); ahora denuncian que hubo fraudes en mesas electorales (aunque aún expectantes por si vuelve a cambiar el resultado); las misiones internacionales, en cambio, consideran que no hay asidero para para considerar esto, que parecen limpias (de hecho, las impugnaciones de actas, mesas y demás están en situación parecida a otros comicios). Da igual, el fujimorismo lleva años sin creerse del todo las elecciones; de hecho, Fujimori reconoce que un error, de puertas para adentro de su formación, fue el no pedir un recuento de votos en 2016 (donde perdió por 0,25 puntos, menos de cincuenta mil votos); aunque dice que no duda del resultado electoral, en sus filas siempre ha sobrevolado la sospecha del fraude (y se ha dicho múltiples veces en público por cargos electos, sin que la formación política les desmintiera). Esta vez no será diferente, aunque la distancia entre ambas candidaturas sea mayor.

La primera vez que una candidatura que no vencía en Lima (en primera vuelta) ganaba las elecciones en segunda vuelta ocurrió en 1990, con Fujimori arrasando en la segunda vuelta contra Vargas Llosa. En esa ocasión, eso sí, Fujimori también venció en la capital (en la segunda vuelta, quiero decir).

La primera y única vez (hasta ahora, por lo menos) que una candidatura ha vencido en segunda vuelta perdiendo en Lima fue con otra Fujimori de protagonista, esta vez la hija, Keiko, contra Ollanta Humala en 2011. En esa ocasión, ninguna de las dos fuerzas que pasaron a segunda vuelta había ganado en Lima (esto pasó por primera vez en 2006; la tercera vez se da en estos comicios de 2021). Este 2021 puede ser la segunda vez en que una candidatura pierda en Lima la segunda vuelta pero gane las elecciones presidenciales.

La vez anterior, cuando Ollanta superó a Keiko, en Lima el candidato nacionalista perdió por menos de 800 mil votos, algo más de 15 puntos de diferencia (57,89 % frente a 42,11 %), esta vez, Castillo no era querido en Lima ni en pintura, se notó en la primera vuelta (donde quedó por debajo de muchas otras opciones políticas) y en esta segunda vuelta la diferencia ha sido más que clara: 65,68 % para Fujimori, 34,32 % para Castillo, treinta puntos de diferencia que se traducen en más de 1,7 millones de votos. Muy malo tenía que ser el resultado fujimorista en el interior del país para que Castillo pudiera «remontar» tamaña diferencia. Lima terminó de contar sus 5,89 millones de papeletas emitidas mucho antes que el resto del país y eso daba la victoria momentánea a la lideresa naranja.

Pero el Perú no es Lima, y en sitios que si bien no son tan poblados como la capital (ni de lejos, aunque algunas plazas son importantes), Castillo tiene una clarísima ventaja: así en Apurímicac, Ayacucho, Cusco, Huancavelica y Puno el candidato del lápiz superó el 80 % del voto válido. En Puno, por ejemplo, de los 754 mil votos emitidos, casi el 90 % son para Castillo, unos 644 mil votos, mientras que Fujimori obtiene algo más de 77 mil. De ahí se explica que la gran diferencia entre las dos candidaturas en Lima se haya recortado y volteado. Fujimori no ha vencido de forma tan aplastante en ninguna circunscripción (siendo algunas muy disputadas).

La última incógnita, lastrando el conteo final, está en el voto desde el exterior. El voto desde el extranjero, en general, es favorable al partido naranja (escasos países que tengan presencia clara de ciudadanía peruana tienen como opción ganadora a Castillo; creo que entre los que más, solo Chile), pero también es escaso en cuanto a la participación; mucha gente llamada a votar, poca que lo hace (y es porque no se ponen facilidades para ello). Para seguir con las similitudes entre los comicios del 11 y los actuales, en aquel año, Gana Perú perdió abrumadoramente en el extranjero; de los 378 mil votos emitidos, el 70,38 % de los válidos fueron para Fujimori. Esta fue una diferencia de más de 130 mil votos, ¿algo así podría pasar ahora? En este momento (mientras escribo esto), se han contabilizado casi el 32 % de los votos emitidos y la distancia entre ambas candidaturas es parecida a la limeña, muy por delante Keiko (con el 64,4 %), eso nos podría dar una horquilla entre 90 y 100 mil votos de saldo favorable para Fujimori, con lo que estaríamos realmente ante un empate entre las dos candidaturas y un final más ajustado que el de 2016 (donde Kuczynski venció por poco más de 41 mil votos, victoria que la debe a Lima –donde ganó por más diferencia que la final, aunque fue también muy ajustado– y el extranjero).

Más de un millón de personas, en todo caso, han votado nulo o blanco; es difícil argumentar que sus votos no valen de nada cuando vemos que la diferencia entre candidaturas no llega a doscientos mil votos (ni de lejos). Ninguna de las dos candidaturas llegará al 50 % del voto emitido.

Hablando de no que ninguna llegará al 50 % del voto emitido (esto ha pasado más veces), cabe señalar que estas sí son las primeras elecciones en que la suma de las dos candidaturas que compiten en la segunda vuelta no llegaron, en primera vuelta, al 50 % del voto válido. El «suelo» lo teníamos en 2006, cuando tres candidaturas pugnaron hasta el último momento por ser la primera, en ese momento las dos que pasaron a primera vuelta sumaban el 54,93 % de los votos válidos. Esta vez, las dos primeras candidaturas sumaron el 32,33 % de los votos válidos, esta cifra que agrupa los dos principales partidos está por debajo de Fujimori en el 2016, Toledo en el 2001, Fujimori (padre) en el 2000 y en 1995, García en 1985 y Belaúnde en 1980. También por debajo de Toledo en el 2000, año en que quedó segundo en la primera vuelta.

Un cuadro resumen de las elecciones presidenciales desde la restauración democrática de 1978 (siendo amables con lo que deberíamos considerar el periodo de 1992 a 2000):

Resumen de las candidaturas que quedaron primera y segunda en las elecciones presidenciales desde 1980 hasta la fecha.
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