El peligro para la democracia peruana es y siempre fue el fujimorismo.
por José María Rodríguez Arias
Todo apunta a un intento de fraude electoral, como bien decía Keiko Fujimori desde que el conteo se puso a favor de Pedro Castillo; pero a diferencia de lo que ella decía, no era un fraude perpetrado por una (escasa) izquierda peruana, sino urdido por su propio partido político y con un viejo conocido como protagonista: Vladimiro Montesinos.
No me voy a extender mucho sobre cómo han intentado vender la narrativa del fraude electoral usando como sustento unas estadísticas que, en ningún caso, servirían para probar (resumen rápido: muchas actas atípicas tienen una explicación legal y el resto simplemente una sociológica, las elecciones no tienen una distribución «normal» y no podemos esperar que los resultados en las actas electorales tengan una distribución «normal»); mientras los principales medios de comunicación y toda esa derecha política aliada con el fujimorismo en segunda vuelta nos avisaba de «los peligros del comunismo» contra la libertad y la democracia que suponía Pedro Castillo, se «olvidaban» de lo que significa la red fujimorista en Perú. Ese fujimorismo no era una cosa del pasado, está muy presente (la propia candidata Fujimori tiene unos procesos penales abiertos por corrupción).
Durante un par de meses, grandes personalidades (entre ellas el mismísimo Vargas Llosa) salían a defender lo malo que era pensar siquiera en un gobierno de izquierdas; en vendernos la idea de que Fujimori no era como su padre, que ella era una demócrata «buena» (¿esta gente dónde ha estado los últimos quince años?, ¿o la última legislatura y todos los tejemanejes del fujimorismo mientras le duró la mayoría absoluta?). Tras conocerse el resultado (menos ajustado que en 2016, pero mucho más controvertido), ya comenzaron a hablar de fraude. ¿Por qué? Porque era parte de una estrategia para «comprar» las elecciones.
Lo que no ganaron en las urnas lo quieren ganar en el banco. Un movimiento extraño en el JNE generó polémica (se anunció un aumento del plazo para presentar pedidos de nulidad, resolución que se echó para atrás antes de ser publicada pues no respetaba la doctrina del tribunal constitucional sobre los plazos; curiosamente, el cumplimiento de la Constitución daba pie a «los constitucionalistas» del fujimorismo para argumentar que todo olía mal del lado de Perú Libre)
Ayer explotó el tema con unos nuevos «vladiaudios», donde se escucha a Montesinos hablando con una serie de sujetos (y hay audios de estos señores) para comprar el favor de la JNE; esto afecta directamente a uno de los miembros del Jurado Nacional de Elecciones, Luis Arce Córdova, que ha decidido salir echando porquería sobre todo el sistema electoral y el resto de la JNE (con puras mentiras, hay que decirlo; y algunas muy obvias, como el origen de los miembros del órgano del que él forma parte). Pedro Rejas, un viejo conocido, en el centro del huracán. Lo explican muy bien en Útero.pe (acá) y Marco Sifuentes en La Encerrona:
Montesinos habla desde la base naval donde está presto para mover sus hilos. Uno de los implicados en todo esto ha reconocido la autenticidad del material, pero intentando hacerse pasar por bueno de la película, diciendo que él intentaba «seguir la corriente» para ver hasta dónde llegaba esta trama de corrupción electoral. Sí, claro. Por eso no fue él quien destapó el caso, por eso no fue él quien lo ha llevado a las autoridades, por eso… ya lo entienden.
Esa irregular ampliación del plazo para las nulidades costó 3 millones de dólares estadounidenses; por supuesto, no era solo ampliar el plazo la idea, sino dar por buenas todas las anulaciones posibles, lo suficiente para generar el fraude electoral que las derechas decían haber sufrido. IDL Reporteros fue quien sacó a la luz que esta ampliación se iba a publicar y muchos juristas alertaron de la inconstitucionalidad, ahí el JNE «se dio cuenta» de que los plazos son preclusivos y no podía ampliarlos. El JNE supo rectificar a tiempo y la resolución no se publicó (hubiese sido inconstitucional) y fue como si nunca se hubiese ampliado el plazo (literalmente nunca lo fue). Pero la cúpula de la JNE queda muy manchada con esto.
Aún así, que el JNE reculara en la ampliación del plazo durante semanas se ha usado como argumento por parte de esas derechas y sus medios de comunicación de que algo olía mal en las elecciones; ¡y tanto! Se ve que intentaron comprar las elecciones y les salió mal.
Todas las instituciones y agentes observadores han dado el visto bueno; ni siquiera la OEA, experta en sospechar de cualquier elección donde gana una izquierda, da el visto bueno a nuestras elecciones. EE.UU., UE, y otros agentes internacionales, mal que bien, aceptan el resultado. ¿Son también vendidos al comunismo?
¿Fraude en Perú? No, aún no, pero es lo que el fujimorismo intentó.
Actualizo: lo del «Golpe Lento» explicado en otro vídeo de Sifuentes:
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